A dos años del paro nacional en Colombia

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Dónde están lxs desaparecidxs del paro nacional? Protesta en Berlin (Foto: Unidas por la paz – Alemania)

Los principales detonantes del estallido social fueron el descontento de la población frente al alza en los precios de la canasta familiar, el mal servicio de salud, la alta tasa de desempleo, los cientos de asesinatos sistemáticos de líderes y lideresas sociales y firmantes de paz. Miles de jóvenes, estudiantes, obrerxs, población LGTBIQ+, docentes, artistas y gremios sindicales, salieron a las calles durante semanas a protestar, para exigirle al gobierno cambios estructurales, entre ellos una reforma a la policía, cuya urgencia se haría evidente durante las manifestaciones en los meses siguientes.

Organizaciones de DDHH denunciaron reiterados abusos de violencia por parte de la policía, el Escuadrón Móvil Antidisturbios ESMAD y el Ejército, en contra de la población civil manifestante. De acuerdo con el informe entregado por la ONG Temblores y el Instituto de estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), solo entre el 28 de abril y el 12 de mayo de 2021 hubo 2110 casos de violencia cometidos por parte de la fuerza pública, entre ellos 1055 detenciones arbitrarias.

La escalada de violencia estatal en contra de la población civil llegó a limites tan extremos como la desaparición forzada durante horas y hasta días. Tiempo en el cual lxs manifestantes, en su mayoría jóvenes, fueron torturadxs por miembros de la fuerza pública.

En Alemania, la comunidad colombiana, muchas personas y colectivos solidarios salieron a las calles a apoyar el paro nacional. En uno de estos actos de solidaridad participó Horeb Nicolás Castellanos, un manifestante que días antes había tenido que abandonar Colombia para salvaguardar su vida. Nicolás fue uno de lxs casi 400 jóvenes que fueron desaparecidxs durante varios días a principios de mayo de 2021 en Bogotá y que días después, gracias a las denuncias y a la presión de la población civil, reaparecieron en lugares tan insólitos como basureros o caños. Aún hoy se habla de personas desaparecidas sin poder tener cifras exactas.

Nicolás llegó a Berlín el 7 de julio de 2021 para salvaguardar su vida y pocos días después de su llegada a Berlín entró en contacto con nuestro colectivo Unidas por la Paz Alemania (UPA) en busca de apoyo. En el proceso de análisis del caso para presentar una solicitud de asilo, él mismo reconstruyó lo sucedido en un documento: “Los hechos de violencia y retención ilegal por más de tres días en mi contra y la de decenas de compañerxs, ocurrieron los días 2, 3, 4 y 5 de mayo de 2021. Todas las personas detenidas fuimos víctimas de tortura y maltrato físico y psicológico. Nuestras detenciones fueron ilegales. Yo estuve incomunicado y secuestrado por más de 80 horas“, aseveró Nicolás.

El 2 de mayo la población volvió a las calles, Nicolás estaba en el barrio San Antonio en el centro oriente de Bogotá. Debido a la arremetida de la fuerza pública contra la población civil los días anteriores, lxs manifestantes tuvieron que definir quiénes irían en Primera Línea (ver LN 569/570), para proteger a la población manifestante. Él hizo ese día parte de la Primera Línea.

El objetivo era llegar a la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá. La manifestación allí fue pacífica por varias horas. Sin embargo, al llegar la noche mucha gente mayor y familias abandonaron la Plaza. Poco a poco se intensificó la presencia de la policía que de un momento a otro atacó a lxs manifestantes: “En minutos reinó el pánico y toda la Plaza de Bolívar se nubló de gases lacrimógenos. Salimos huyendo por la parte de abajo del Palacio de Justicia tomando la Carrera 9a hacia el norte, pues desde atrás la policía nos atacó. Hubo disparos de armas de fuego y bombas aturdidoras de nueva tecnología, las que la policía llama venom“, narró Nicolás.

“Vi caer varixs jóvenes heridxs. Otrxs jóvenes que estaban tratando de auxiliar a lxs heridxs fueron capturadxs a golpes brutalmente. Hasta el día de hoy muchos de ellos están en las listas de desaparecidxs que circulan actualmente. Corriendo con varixs compañerxs tomamos para el occidente, estábamos agotadxs de correr y nos metimos en la Carrera 13 con Calle 17 a una estación de servicio de combustible, donde nos tratamos de esconder, pero fue en vano. Hasta ahí llegó la policía. Éramos siete compañerxs. La policía nos golpeó con sevicia, nos quitaron nuestras pertenencias, mi celular, mis documentos. Nos capturaron de forma ilegal. Nosotrxs habíamos hecho muchas grabaciones con los celulares, pero desaparecieron, sólo quedó lo que pude enviar al WhatsApp de mi mamá unos minutos antes de que nos atacaran. Los policías nos pegaban con sus bolillos y con sus cascos en la cabeza. A mí me rompieron la nariz y me reventaron la boca. Yo botaba sangre por la boca y la nariz, me dieron patadas mientras yo estaba tirado en el suelo, me sacaron el aire y no podía respirar. Fue el momento más traumático que he vivido en mi vida. Entre nosotrxs también había varixs menores de edad, sin importar edad ni sexo, a todxs nos metieron a un camión hasta llenarlo“, continuó el relato Nicolás.

Según la narración de Nicolás, la policía identificó a lxs miembros de la Primera Línea, a quienes llevaron a un calabozo donde pasaron la noche sin permitirles comunicarse con sus familias ni recibir atención médica. Durante toda la noche, estxs jóvenes fueron golpeadxs.

El día 3 de mayo lxs subieron a golpes a camiones más grandes, donde la policía transporta caballos. No les permitieron ni ir al baño. “En la noche nos llevaron a la estación de policía de San Cristóbal Sur, donde había policías esperándonos. Los policías se pusieron en hilera y a medida que íbamos bajando del camión, nos atacaron con bolillos, con sus cascos, a patadas y puños. En ese momento yo me cubrí la cabeza, yo sentí cómo me golpeaban la cabeza, la espalda, todo el cuerpo. Muchxs de nosotrxs caímos al piso. Nos tropezábamos, todo era un caos y los policías no paraban de golpearnos hasta que nos dirigieron a los calabozos“, recordó detalladamente el joven.

El cuatro de mayo lxs subieron de nuevo a un camión y recorrieron la ciudad, todo el tiempo sin haber recibido alimento. En las horas de la noche Nicolás se enteró de que estaban en Soacha, una ciudad cerca de Bogotá. “Al amanecer del día cinco de mayo nos sacaron de la estación a unos cuarenta. Ya éramos menos gente que el día anterior, tal vez la mitad. Yo no supe qué pasó con lxs demás. Esta vez éramos solo hombres y al principio nos dijeron que nos iban a soltar, pero después escuchamos que dieron la orden de llevarnos a Mondoñedo (uno de los basureros a cielo abierto más grandes de Colombia, comentario de la redacción). Ahí me tiraron horas después, herido, después de amenazarme con que no abriera mi boca o lo pagaríamos yo y mi familia, pues ya sabían quién soy, tenían mis documentos“. Como pudo logró llegar a casa de un familiar y por miedo, no volvió a salir en semanas. Su madre y su abuela fueron amenazadas y vigiladas por agentes de civil y a través de llamadas telefónicas a lo largo de varias semanas.

Huido ante la represión estatal Horeb Nicolás Castellanos falleció el 25 de marzo de 2022 en Berlín, como consecuencia de sus heridas (Foto: Unidas por la paz – Alemania)

Finalmente, Nicolás logró abandonar el país. Su padre logró que saliera como turista y en Berlín fue acogido en una casa de protección en donde vivió junto a otrxs jóvenes refugiadxs de diferentes lugares del mundo. Él empezó a recibir apoyo psicosocial, a visitar la Willkommensklasse (Clase de bienvenida, en la que se aprende alemán, comentario de la redacción) y había buenas perspectivas para recibir protección del Jugendamt (Institución alemana de asistencia a la juventud, comentario de la redacción). Desafortunadamente en la madrugada del domingo 20 de febrero de 2022 a las 2 am presentó un cuadro severo de dolores de cabeza y fue llevado de urgencias al hospital, donde tuvo que ser intervenido quirúrgicamente debido a una gran hemorragia en la parte posterior del cráneo. Se trataba de un aneurisma cerebral. Después de cuatro horas de cirugía estuvo dos semanas en coma. A la tercera semana despertó del coma, un par de semanas después salió de cuidados intensivos. Sin embargo, Nicolás tuvo una recaída y falleció el viernes 25 de marzo de 2022 a las 4 am.

En el hospital, los exámenes practicados comprobaron huellas de golpes en el cráneo y el rostro, así como una fractura nasal. Según el parte médico, los golpes recibidos en Bogotá semanas atrás, que no fueron tratados médicamente, pudieron haber ocasionado el aneurisma.

La muerte de Nicolás ha sido una muerte silenciosa. Este es el caso de la posible muerte de muchxs jóvenes que aún no aparecen y cuyos cuerpos podrían haber sido cremados en cementerios distritales, tal como lo han denunciado varias organizaciones en las últimas semanas. La actual alcaldesa de Bogotá, Claudia López, niega la existencia de desaparecidxs durante el paro nacional, pero la historia de Nicolás nos da cuenta de que sí lxs hubo y que estos crímenes permanecen en la impunidad.

La policía usó durante el paro nacional la figura del “traslado por protección” para poder mover a manifestantes de un centro policial a otro, una y otra vez y por el tiempo que considerara necesario, como fue el caso de Nicolás. En aquellos días no se sabía del paradero de las personas detenidas extrajudicialmente, pues las autoridades se negaban a dar información. Esto ante la ley es considerado como desaparición forzosa.

Según la revista Rollingstone en su edición digital de enero 18 de 2023, en la visita que hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a Colombia en 2021 a raíz de los abusos de la fuerza pública en el paro nacional, se determinó que siete mil personas fueron detenidas bajo la figura del traslado por protección, en un ejercicio de disciplinamiento para evitar que participaran en las protestas. Hasta el día de hoy se desconocen las cifras y son pocas las denuncias, pues familiares y personas allegadas de las víctimas temen por su seguridad y sus vidas.

Zwei Jahre nach dem landesweiten Streik

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Wo sind die Verschwundenen des Generalstreiks? Protestaktion in Berlin (Foto: Unidas por la paz – Alemania)

Der landesweite Generalstreik 2021 gegen die Steuerreform des ehemaligen Präsidenten Iván Duque markierte einen Wendepunkt in der Geschichte Kolumbiens. Am 28. April jährt sich der Moment zum zweiten Mal, seit dem die Opfer der staatlichen Repression auf Gerechtigkeit warten.
Hauptauslöser des Aufstands war die Unzufriedenheit der Bevölkerung über die steigenden Preise des Familienwarenkorbs (Anm. d. Red.: Basisprodukte und Dienstleistungen, die für den Lebensunterhalt notwendig sind), die schlechte Gesundheitsversorgung, die hohe Arbeitslosigkeit, Hunderte von systematischen Attentaten auf Aktivist*innen und Unterstützer*innen des Friedensabkommens. Tausende Jugendliche, Studierende, Arbeiter*innen, Angehörige der LGBTIQ+-Community, Lehrer*innen, Künstler*innen und Gewerkschaften u. a. gingen wochenlang auf die Straße, um zu protestieren und von der Regierung strukturelle Veränderungen zu fordern. Teil der Forderungen war auch eine Reform der Polizei, deren Dringlichkeit bei den Demonstrationen in den folgenden Monaten deutlich wurde.

Menschenrechtsorganisationen prangerten wiederholte gewalttätige Übergriffe der Polizei, der Mobilen Bereitschaftspolizei (Esmad) und der Armee gegen zivile Demonstrant*innen an. Laut dem Bericht, den die NGO Temblores und das Institut für Entwicklungs- und Friedensstudien, Indepaz, der Interamerikanischen Menschenrechtskommission IACHR vorgelegt haben, gab es allein zwischen dem 28. April und dem 12. Mai 2021 2.110 Fälle von Gewalt durch die Sicherheitskräfte, darunter 1.055 willkürliche Verhaftungen.

Die Eskalation der staatlichen Gewalt gegen die Zivilbevölkerung erreichte extreme Ausmaße, wie zum Beispiel im Falle des erzwungenen Verschwindenlassens für Stunden und sogar Tage. Während dieser Zeit wurden die Demonstrant*innen, meist junge Menschen, von Angehörigen der Sicherheitskräfte gefoltert.

In Deutschland gingen die kolumbianische Community und viele solidarische Menschen und Gruppen auf die Straße, um den Generalstreik zu unterstützen. In einer dieser Solidaritätsbekundungen beteiligte sich ein Demonstrant, der erst wenige Tage zuvor Kolumbien verlassen musste. So kam das Kollektiv „Unidas por la paz – Alemania“ mit Horeb Nicolás Castellanos in Kontakt. Er gehörte zu den fast 400 Jugendlichen, die Anfang Mai 2021 in Bogotá für mehrere Tage verschwinden gelassen wurden und Tage später, dank der Beschwerden und des Drucks der Zivilbevölkerung, an so ungewöhnlichen Orten wie Mülldeponien oder Wasserläufen wieder auftauchten. Auch heute noch ist von Vermissten die Rede, ohne dass genaue Zahlen genannt werden können.

Nicolás kam am 7. Juli 2021 in Berlin an, um sein Leben zu retten. Einige Tage später wandte er sich an unser Kollektiv, um um Unterstützung zu bitten. Im Kontext seines Asylantrags rekonstruierte er seine Erlebnisse in einem Dokument: „Die Gewalttaten und die illegale Inhaftierung für mehr als drei Tage gegen mich und Dutzende von Begleiter*innen fanden am 2., 3., 4. und 5. Mai 2021 statt. Wir alle wurden Opfer von physischer und psychischer Folter. Unsere Verhaftung war rechtswidrig. Ich wurde mehr als 80 Stunden lang entführt“, so Nicolás.

Am 2. Mai ging die Bevölkerung wieder auf die Straße, Nicolás befand sich im Viertel San Antonio, im Osten Bogotás. Aufgrund des Angriffs der Sicherheitskräfte auf die Zivilbevölkerung an den vorherigen Tagen mussten die Demonstrant*innen festlegen, wer an der Frontlinie (Spanisch: primera línea) stehen würde, um die demonstrierende Bevölkerung zu schützen. Nicolás war an diesem Tag Teil der primera línea.

Das Ziel war es, die Plaza de Bolívar im Zentrum Bogotás zu erreichen. Dort verlief die Demonstration mehrere Stunden lang friedlich. Mit Einbruch der Dunkelheit verließen jedoch viele ältere Menschen und Familien den Platz. Nach und nach verstärkte sich die Polizeipräsenz und die Polizei griff die Demonstrant*innen von einem Moment auf den anderen an. Nicolás berichtet: „Innerhalb von Minuten herrschte Panik und die gesamte Plaza de Bolívar war mit Tränengas eingenebelt. Wir flohen durch den unteren Teil des Justizpalastes und nahmen die Carrera 9a in Richtung Norden, denn die Bereitschaftspolizei griff uns an. Es fielen Schüsse und Blendgranaten neuer Bauart, die die Polizei ‚Vennon‘ nennt. Ich habe mehrere verletzte Jugendliche fallen sehen. Andere Jugendliche, die versuchten, den Verwundeten zu helfen, wurden brutal zusammengeschlagen. Bis heute stehen viele von ihnen auf den Listen der Verschwundenen. Wir liefen mit mehreren Genoss*innen in Richtung Westen, waren erschöpft vom Laufen und gelangten auf die Carrera 13 mit der Calle 17 zu einer Tankstelle, wo wir uns vergeblich zu verstecken versuchten, denn die Polizei kam. Wir waren sieben Genoss*innen. Die Polizisten schlugen uns heftig, sie nahmen unsere Habseligkeiten, mein Handy, meine Dokumente. Sie haben uns illegal gefangen genommen. Wir hatten viele Aufnahmen mit unseren Handys gemacht, aber sie sind verschwunden, das Einzige, was übriggeblieben ist, ist das, was ich ein paar Minuten vor dem Angriff an meine Mutter per WhatsApp schicken konnte. Die Polizisten schlugen uns mit ihren Knüppeln und Helmen auf den Kopf. Mich verletzten sie im Gesicht. Ich spritzte Blut aus Mund und Nase, sie traten mich, als ich am Boden lag, sie nahmen mir die Luft zum Atmen. Das war der traumatischste Moment, den ich je in meinem Leben erlebt habe. Unter uns waren auch einige Minderjährige, unabhängig von Alter und Geschlecht, sie haben uns alle in einen Lastwagen gepackt, bis dieser voll war.“

Nach dem Bericht von Nicolás identifizierte die Polizei die Mitglieder der primera línea und brachte sie in eine Arrestzelle, wo sie die Nacht verbrachten, ohne mit ihren Familien zu kommunizieren oder medizinische Hilfe zu erhalten. Die ganze Nacht hindurch wurden diese jungen Menschen geschlagen.

Am 3. Mai wurden sie auf größere Lastwagen verladen, die normalerweise für den Transport von Pferden verwendet werden. Sie ganze Zeit über durften sie nicht auf die Toilette gehen. „Nachts brachten sie uns zur Polizeistation in San Cristóbal Sur. Mehrere Polizisten stellten sich in einer Reihe auf, und als wir aus dem Lastwagen stiegen, griffen sie uns mit Helmen, Tritten und Fäusten an. In diesem Moment bedeckte ich meinen Kopf. Ich spürte, wie sie meinen Kopf, meinen Rücken, meinen ganzen Körper schlugen. Viele von uns fielen zu Boden. Wir stolperten, alles war chaotisch und die Polizei schlug weiter auf uns ein, bis sie uns in eine Arrestzelle brachte“, erinnert sich Nicolás genau.

Am 4. Mai wurden sie wieder auf einen Lastwagen verfrachtet und durch die Stadt gefahren, die ganze Zeit ohne etwas zu essen. In der Nacht erfuhr Nicolás, dass sie in Soacha, einer Stadt in der Nähe von Bogotá, waren. „Im Morgengrauen, am 5. Mai, holten sie etwa vierzig von uns aus der Polizeistation heraus. Wir waren schon weniger als am Tag zuvor, vielleicht die Hälfte. Ich wusste nicht, was mit den anderen passiert war. Diesmal waren wir nur Männer, und zuerst sagten sie uns, dass sie uns freilassen würden, aber dann hörten wir, dass sie den Befehl gaben, uns nach Mondoñedo zu bringen (Anm. d. Autor*innen: eine der größten Freiluftmülldeponien Kolumbiens). Stunden später ließen sie mich verwundet da, nachdem sie mir gedroht hatten, ich solle nicht den Mund aufmachen, sonst würden ich und meine Familie dafür bezahlen, denn sie wussten bereits, wer ich war, sie hatten meine Papiere.“

So gut er konnte, gelang es ihm, zu einem Verwandten zu gelangen. Aus Angst ging er wochenlang nicht mehr aus dem Haus. Seine Mutter und seine Großmutter wurden durch Beamte in Zivil bedroht, auch per Telefon, und über mehrere Wochen hinweg überwacht.

Vor der staatlichen Repression geflohen Horeb Nicolás Castellanos starb in Folge seiner Verletzungen am 25. März 2022 in Berlin (Foto: Unidas por la paz – Alemania)

Nicolás gelang es schließlich, das Land zu verlassen, weil sein Vater es schaffte, ihn als Tourist ausreisen zu lassen. In Berlin wurde er in einer Schutzeinrichtung untergebracht, wo er mit anderen jungen Flüchtlingen aus verschiedenen Orten der Welt zusammenlebte. Er begann, psychosoziale Unterstützung zu erhalten, die Willkommensklasse zu besuchen, und es gab sogar gute Aussichten auf Schutz durch das Jugendamt. Leider bekam er am frühen Morgen des 20. Februar 2022, einem Sonntag, um 2 Uhr morgens starke Kopfschmerzen und wurde ins Krankenhaus gebracht, wo er wegen einer großen Blutung in der Schädeldecke operiert werden musste. Es handelte sich um ein Aneurysma. Nach der vierstündigen Operation lag er zwei Wochen lang im Koma. In der dritten Woche wachte er aus dem Koma auf, ein paar Wochen später wurde er aus der Intensivstation entlassen. Nicolás erlitt jedoch einen Rückfall und starb am Freitag, dem 25. März 2022, um 4 Uhr morgens.

Im Krankenhaus wurden bei den Untersuchungen Spuren von Schlägen auf den Schädel und das Gesicht sowie ein Nasenbeinbruch festgestellt. Dem ärztlichen Bericht zufolge könnten die vor Wochen in Bogotá erlittenen Schläge, die nicht medizinisch behandelt wurden, das Aneurysma verursacht haben.

Nicolás‘ Tod ist ein stiller Tod. Das ist auch der Fall vieler junger Menschen, die immer noch nicht aufgetaucht sind und deren Leichen, wie mehrere Organisationen in den letzten Wochen anprangerten, möglicherweise auf den Friedhöfen der Städte verbrannt wurden. Die derzeitige Bürgermeisterin von Bogotá, Claudia López, leugnet die Existenz von Verschwundenen während des Generalstreiks, aber die Geschichte von Nicolás zeigt uns, dass es sie sehr wohl gab.

Während des Generalstreiks nutzte die Polizei die Figur der „Überstellung zum Schutz“ (Spanisch:. traslado por protección), um Demonstrant*innen von einem Polizeizentrum in ein anderes zu verlegen, immer wieder und so lange, wie sie es für notwendig hielt, wie im Fall von Nicolás. In jenen Tagen war der Aufenthaltsort der außergerichtlich festgenommenen Personen unbekannt, da die Behörden sich weigerten, Informationen zu liefern. Vor dem Gesetz wird dies als „gezwungenes Verschwindenlassen“ gewertet.

Wie das Magazin Rollingstone in seiner digitalen Ausgabe vom 18. Januar 2023 berichtete, wurde bei einem Besuch der Interamerikanischen Menschenrechtskommission im Jahr 2021 festgestellt, dass 7000 Personen unter dem Vorwand der „Überstellung zum Schutz“ festgenommen wurden, um sie an der Teilnahme an den Protesten zu hindern. Heute sind die Zahlen dieser Festnahmen nicht bekannt, und es sind nur wenige Klagen eingereicht worden, da Angehörige und Freund*innen der Opfer um ihre Sicherheit und ihr Leben fürchten.

VOM GENERALSTREIK ZU DEN WAHLEN 2022

Der Staat tötet Wandbild zur Erinnerung an die Getöteten des Generalstreiks 2020 am Tempelhofer Feld in Berlin (Foto: Jara Frey-Schaaber)

Der Streik in Kolumbien wurde Opfer seines eigenen Erfolgs, denn niemand hatte erwartet, dass er so weitreichend und lang anhaltend sein würde. Große Demonstrationen über einen Zeitraum von drei Monaten führten zu zahlreichen Veränderungen in der politischen Landschaft. Vier Minister wurden abgesetzt, Kolumbien verlor die Gastgeberschaft der Copa América, die Regierung musste zwei wichtige Reformen zurücknehmen und sich vor der internationalen Gemeinschaft für die Menschenrechtsverletzungen verantworten. Man kündigte eine Polizeireform an, deren größte Errungenschaft darin bestand, die Farbe der Uniformen von grün auf blau zu ändern. Die vielleicht einzige greifbare und dauerhafte Errungenschaft ist eine kostenlose öffentliche Universitätsausbildung für Menschen mit niedrigem Einkommen. Unter den Menschen jedoch herrscht das Gefühl, der Streik habe zu lange gedauert. Die Straßenblockaden hielten über Wochen an. Ohne klare Führungspersönlichkeiten gerieten Wut und Frustration außer Kontrolle, und schließlich verlor der Streik die breite Unterstützung in der Bevölkerung, die er zuvor genossen hatte.

Die Spitze des Streikkomitees, die sich zunächst aus Gewerkschaftsvertreter*innen und Studierenden zusammengesetzt hatte, erweckte den Anschein, ein autonomer politischer Akteur zu werden, der die Wahlen im Jahr 2022 beeinflussen könnte. Doch diese Illusion verblasste zusehend. Schließlich wurde die Streikbewegung so groß, dass sie keine Anführer*innen mehr anerkannte. Jede Gruppe beharrte auf ihren eigenen Forderungen: Die formalen, gewerkschaftlich organisierten Arbeitnehmer*innen wollten ihren Status nicht verlieren; die Verzweifelten, die große Mehrheit, wollte in die Bewegung integriert werden. Diese zerfiel und die internen Spaltungen und Vorwürfe nahmen zu. Das Streikkomitee legte seine eigenen Forderungen vor, ohne die der großen Mehrheit zu berücksichtigen. Die marginalisierten gesellschaftlichen Gruppen hatten keine sichtbaren Anführer*innen. Während die soziale Revolte in Chile neue Führungspersönlichkeiten hervorbrachte, die ihre Listen in den Verfassungskonvent einbrachten (siehe Artikel auf Seite 8), müssen die Protestierenden in Kolumbien auf bereits bestehende Koalitionen setzen, die sich der Regierung Duque entgegenstellen: Das Bündnis Pacto Histórico der Linken und die Coalición de la Esperanza der Mitte.

Für einige besteht kein Zweifel, dass die Zeit des Uribismus vorbei ist

Eine der Hauptforderungen der Streikenden waren Maßnahmen von Seiten Duques gegen die politische Gewalt in Kolumbien, die derzeit größte Bedrohung für soziale Bewegungen. Die Regierung Duque und ihre drei Verteidigungsminister verharmlosen die Verfolgung von Aktivist*innen und bestreiten, dass Morde politisch motiviert seien. Dabei stigmatisieren sie die Opfer und die Umstände ihres Todes. Nach Angaben des Instituts Indepaz wurden seit dem 28. April mehr als 80 führende Persönlichkeiten aus zivilgesellschaftlichen, bäuerlichen, indigenen und afrokolumbianischen Gruppen sowie aus Umwelt- und Menschenrechtsbewegungen ermordet – zusätzlich zu den mehr als 1.200 Aktivist*innen, die seit 2016 ermordet wurden. Eine regelrechte Vernichtung der Demokratie und sozialen Bewegungen.

Die politische Verfolgung trägt sich inzwischen sogar in kolumbianischen Organisationen in Europa zu. Vor einigen Tagen erhielt Karmen Ramírez Boscán, Vertreterin der Wayú-Indigenen und Mitglied der Partei Colombia Humana, zusammen mit anderen Aktivist*innen Morddrohungen aus der Schweiz. Es gibt außerdem Gerüchte, dass der jüngste Mord an dem in Genf lebenden Geflüchteten und Aktivisten Alfredo Camelo Franco mit den kolumbianischen Paramilitärs in Europa in Verbindung steht.

Die unabhängige Presse, die von der Unterdrückung des nationalen Streiks berichtete, ist ebenfalls Zielscheibe politischer Gewalt geworden. Der Journalist Alberto Tejada von Canal 2, der während der Proteste über die illegale Inhaftierung hunderter junger Menschen in geheimen Polizeigewahrsamzentren in Cali berichtete, erhielt Morddrohungen, mutmaßlich finanziell unterstützt von wohlhabenden Menschen aus Cali, wie mehrere Medien berichteten. Aus diesem Grund beantragte die Interamerikanische Menschenrechtskommission (CIDH) vorsorgliche Maßnahmen zu seinem Schutz und dem seines Kameramanns. Auch der junge Journalist Christian Guzmán vom digitalen Medium La Direkta musste aus dem Land fliehen, nachdem er erfahren hatte, dass ein Mordanschlag auf ihn geplant war. Am 23. August wurde der Studierendenanführer und unabhängige Journalist Esteban Mosquera ermordet, der vor drei Jahren bereits ein Auge verloren hatte, als die Polizei ihn anschoss. Der Killer, der ihn von einem Motorrad aus erschoss, gestand, dass er dafür bezahlt worden war, den Journalisten zu töten, weil er „eine gefährliche Person für die Gesellschaft” sei.

Die Aktivist*innen werden auch gerichtlich verfolgt, insbesondere die der sogenannten primera línea (siehe Interview auf Seite 42). Während der heftigen Proteste rüsteten sich diese jungen Leute mit selbstgebauten Schilden und Tränengasmasken aus, mit denen sie sich gegen die Brutalität der Polizei wehrten. Heute sind schätzungsweise 165 von ihnen unter anderem wegen Vandalismus und Terrorismus verhaftet worden.

Ein weiterer Grund für die Unzufriedenheit mit Duque ist die Kooptation der Justiz durch die Ernennung seines persönlichen Freunds Francisco Barbosa zum Generalstaatsanwalt. Barbosa ist für seine Unfähigkeit bekannt, Ermittlungen voranzutreiben, die Duque mit dem Drogenhändler José Guillermo (El Ñeñe) Hernández in Verbindung bringen, der angeblich seine Präsidentschaftskampagne 2018 finanzierte. Überraschenderweise war Barbosa sehr effizient bei der Einleitung harmloser und medienwirksamer Strafverfolgungsmaßnahmen gegen Duques Hauptgegner*innen wie die Bürgermeisterin von Bogotá, Claudia López, und den linken Präsidentschaftskandidaten Gustavo Petro.

Trotz allem gehen die Mobilisierungen weiter. Obwohl weniger Menschen auf die Straße gehen, sind die Vorwürfe nach wie vor schwer. Für den 20. Oktober rief das Streikkomitee zu einer Demonstration auf, bei der sie die Erneuerung des Gesundheitssystems und eine bessere Bezahlung von Ärzt*innen forderten. Ein Sprecher des Ausschusses verwies insbesondere auf einen Fall, in dem die Beschäftigten eines Rehazentrums über 33 Monate kein Gehalt bezogen.

Wenn die Regierung jedoch zu Beginn des Streiks keine wirkliche Verhandlungsbereitschaft gezeigt hat, besteht wenig Hoffnung, dass die Demonstrationen zu diesem Zeitpunkt etwas bewirken werden. Die gescheiterten Gespräche zwischen den sozialen Bewegungen und der Regierung von Iván Duque dauerten drei Wochen. Das allein genügte den Demonstrierenden, um zu erkennen, dass die Regierung absichtlich Zeit schindete, und sich vom Verhandlungstisch zurückzog. Man wollte warten, bis sich die Demontrationen auflösten. Duque ist inzwischen der unbeliebteste Präsident in der Geschichte Kolumbiens, rund 70 Prozent lehnen ihn ab. Das Gleiche gilt für Álvaro Uribe, ehemaliger Präsident und Parteivorsitzender des rechtskonservativen Centro Democrático (CD), dem auch Duque angehört. Angesichts der bevorstehenden Wahlen im Jahr 2022 führt ein solch negatives Image auch in der eigenen Partei zu einer heftigen Ablehnung des Präsidenten. Die Regierung ist so unpopulär, dass sich viele Abgeordnete angesichts der näher kommenden Wahlen um jeden Preis von Duque distanzieren wollen. Für einige besteht daher kein Zweifel, dass die Zeit des Uribismus vorbei ist.

Die Voraussetzungen für einen Machtwechsel sind gegeben

Doch der Weg für eine politische Alternative ist noch nicht frei, was vor allem an einem Aspekt liegt: Der bekannte Politikwissenschaftler Ariel Ávila, der jetzt für den Senat kandidiert, hat eindringlich vor möglichem Wahlbetrug im Jahr 2022 gewarnt. Seine Besorgnis dreht sich um die Registraduría – jene Behörde, die für die Organisation der Wahlen zuständig ist.

Unter anderem kritisiert er den Fluss von Bestechungsgeldern zur Veränderung der Stimmauszählung. Ein weiterer Grund zur Besorgnis sei, dass der Leiter der Behörde, Alexander Vega, eine Überprüfung der sieben Softwarepakete vom Privatunternehmen Thomas Greg and Sons, die zur Auszählung der Stimmen verwendet werden, verhindert hat. Das Unternehmen hatte bereits die Software für jede Wahl in Kolumbien seit 2009 geliefert und erfüllt somit als einzige eine umstrittene Anforderung: bereits in früheren Wahlen eingesetzt worden zu sein. Mit anderen Worten: Der Auftrag ist auf das Unternehmen zugeschnitten. Angesichts dessen haben Kandidat*innen und zivilgesellschaftliche Organisationen die Entsendung von internationalen Wahlbeobachtungsmissionen gefordert, um gewisse Garantien zu gewährleisten. Einige führende Politiker*innen bestehen darauf, dass die Aufgabe der Bürger*innen in nächster Zeit darin bestehen solle, die Wahlen zu überwachen und die Transparenz des Prozesses zu kontrollieren. Die Besorgnis über die Transparenz des demokratischen Kampfes wächst.

Generell scheinen die Auseinandersetzungen zwischen der derzeitigen Regierung und den sozialen Bewegungen unversöhnlich zu sein.

Die Voraussetzungen für einen Machtwechsel sind gegeben: weit verbreitete Unzufriedenheit, eine unnachsichtige und isolierte Regierung, eine schwerwiegende Menschenrechtslage und zwei Oppositionskoalitionen, die immer stärker werden. Die tatsächlichen Folgen des nationalen Streiks werden jedoch erst bei den Kongress- und Präsidentschaftswahlen im Jahr 2022 sichtbar werden. Angesichts des Misstrauens gegenüber dem von Vega geleiteten Wahlregister scheint es, dass nur die sozialen Bewegungen und die alternativen politischen Sektoren die Transparenz des demokratischen Wettbewerbs garantieren können. Ebenso hängt die neue Zusammensetzung des Kongresses und der Regierung im Jahr 2022 davon ab, ob und wie die sozialen Bewegungen einen Ausweg aus der politischen Verfolgung und ein offenes Ohr für ihre Forderungen finden.

BUENAVENTURA IM HERZEN

Vergaß nie, für wen er Musik macht Junior Jein bei einem Konzert (Foto: corfecali via Flickr (CC BY-NC-SA 2.0)

Junior Jein und die Verkäuferin lachen beide – sie haben gute Laune. Er scherzt, während er verschiedene Kostüme anprobiert, sie fragt neugierig, wofür er die extravaganten Klamotten braucht; alles festgehalten auf einem Video. Jein, den sie liebevoll „El Caballo“ (das Pferd) nennen, trägt eine Sonnenbrille und hinten lange Dreads; so wie man ihn kennt.

Am selben Tag in der Nacht fährt Junior Jein im Mariachi-Kostüm zu einer Disko im Süden von Cali, um dort sein neuestes Lied zu präsentieren. Es ist Mitternacht, als der Pick-Up vor dem Club hält und Junior Jein aussteigt. Dann eröffnen seine Mörder das Feuer und treffen ihn mit sechs Kugeln. Jein sackt zusammen im nun blutigen Kostüm, fällt auf den kalten Beton, drinnen warten seine Fans ahnungslos in der Disko. Es sind unwürdige Bilder, wie seine Begleiter unbeholfen versuchen, seinen blutüberströmten Körper wieder in den Wagen zu hieven; in einem Land, in dem man auch in einer Großstadt nicht darauf vertrauen kann, dass ein Krankenwagen schnell vor Ort ist. Als Junior Jein im Krankenhaus ankommt, ist er bereits tot.

Es sind die ersten Stunden des 14. Juni in Cali, in denen das Leben des 38-Jährigen endet; in den Tagen der Unruhen des landesweiten Generalstreiks, der hier in der Hauptstadt der Pazifikregion so stark ist wie sonst nirgends in Kolumbien.

Natürlich war Junior Jein mit auf der Straße, als vor allem junge Menschen die Stadt blockierten, um auf die sozialen Probleme aufmerksam zu machen und eine gerechtere Politik zu fordern.

Die Wut über die Verhältnisse strömt auch durch die sozialen Medien, ebenso wie der Traum von einem demokratischen und weniger gewalttätigen Kolumbien. Dort wird das Lied „Quién los mató?“ (Wer hat sie umgebracht?) zur Hymne des Protests. Ein Song den Junior Jein gemeinsam mit drei weiteren Schwarzen Künstler*innen schrieb, nachdem im August vergangenen Jahres fünf Schwarze Jugendliche in einem Zuckerrohrfeld nahe Cali massakriert wurden; dort wo die Unterdrückung der afrokolumbianischen Bevölkerung besonders sichtbar wird: Unter schlechtesten Arbeitsbedingungen arbeitet die Schwarze Bevölkerung auf den Plantagen, die weißen Investoren gehören und deren Ernte schließlich in europäischen Biodieselfahrzeugen verfeuert wird.

Wütend singt Junior Jein über den Mord an den Jugendlichen: „Ich fordere von der Justiz, dass dieser Fall aufgeklärt wird und dass er nicht straflos bleibt, so wie es sonst immer ist. Nichts, das Leben der Schwarzen bedeutet nichts. Das erste, was sie sagen ist „‚sie waren in seltsame Sachen verwickelt.‘“ Jein kritisiert, wie nach dem Tod die Opfer delegitimiert wurden, indem Medien und Sicherheitsapparate ihnen eine vermeintliche Verwicklung in illegale Geschäfte unterstellen, so als wären sie selbst Schuld an ihrer Ermordung.

Hymne des Generalstreiks

Jeins Lied wird deswegen zur Hymne des Generalstreiks, weil er sich gegen genau diese Ungerechtigkeiten, den strukturellen Rassismus, wendet. Aber auch, weil das Lied ein Gefühl auf den Punkt bringt: den Schmerz über die straflose Gewalt eines menschenverachtenden Staates.

Junior Jein wollte immer, dass sich was ändert, angefangen in seinem Heimatort Buenaventura. Dort wurde Harold Angulo Vencé, so Junior Jeins Geburtsname, am 3. Juli 1982 geboren. Jein erzählte einmal in einem Interview, dass ihm seine Oma Inés von Kind auf mit auf den Weg gegeben hatte, dass er seine Schwarze Identität mit Stolz tragen sollte. Schon früh sind Junior Jeins Helden die afrokolumbianischen Musiker*innen vom Pazifik. Ab 2004 wird er selbst einer. Sein erstes Album „Pegando duro“ enthielt energiegeladene Musik zwischen Hip-Hop und traditionellen Rhythmen vom Pazifik. Ein Mix, der sich später in Salsa Choke transformierte und von dort die Tanzflächen Kolumbiens aufrollte. 2007 kam „Wenn Gott Schwarz wäre“ raus. Darin dichtet Jein, dass es dann „keinen Schwarzmarkt geben würde, die Miss Universe aus Äthiopien käme, Michael Jackson seine Hautfarbe nicht geändert hätte und es in Afrika keine Unterernährung geben würde.“ Junior Jein war immer auch ein bisschen ironisch, witzig, Entertainment, das nicht vergisst, wo es herkommt – und Jein vergaß nie, für wen er die Musik macht. Oma Inés wäre wohl stolz gewesen.

In der Öffentlichkeit, die ihm als bekannter Sänger zur Verfügung stand, versuchte er Aufmerksamkeit für die Probleme Buenaventuras zu schaffen. Der Ort, der durch den größten Hafen des Landes kolonialisiert wurde. Über 60 Prozent der kolumbianischen Im- und Exporte werden hier abgewickelt, zugleich leben 80 Prozent der mehrheitlich Schwarzen Bevölkerung unter der Armutsgrenze. Der Hafen ist die Drehtür des Drogenhandels und Buenaventura einer der Orte mit der schlechtesten Sicherheitslage des Landes.

2017 gab es in Buenaventura die größten Proteste seit langem. Die Regierung schickte die Aufstandbekämpfungseinheit ESMAD, die die Proteste in Gummigeschossen und Tränengas erstickte. Junior Jein war dabei und textete in „Fucking ESMAD“.

Wenn wir um Wasser bitten, schicken sie uns das ESMAD
Wenn wir um Bildung bitten, schicken sie uns das ESMAD
Wenn wir um Gesundheit bitten, schicken sie uns das ESMAD
Ich fordere meine Rechte und sie wollen uns töten.

Junior Jein, das hört man in seinen Liedern, war immer dabei. Es klingt die Wut desjenigen, der selbst dort gestanden hat, als die gepanzerten, anonymen Uniformierten die Forderung nach mehr Unterstützung vom Staat mit Blendgranaten beantworteten.

Er war auch dabei, wenn in der Nachbarschaft gekickt wurde, wenn die Oma die Familie zum Essen in ihr Haus einlud, wenn man abends noch ein paar Bier auf der Straße zischte. Junior Jein war – und dieser Ausdruck lässt sich kaum ins Deutsche übersetzen – „del pueblo.“

In einem Video auf Instagram erzählte Jein eine Anekdote, wie er gemeinsam mit Reggaeton-Größen wie J Balvin und Maluma vom Musikmagazin Shock für einen Musikpreis nominiert wurde, bei dem das Publikum abstimmen sollte. Nun hatte Junior Jein seine Fanbasis vor allem in der Pazifikregion des Landes, wo viele Orte keine Internetverbindung haben und so hatte er keine Chance gegen die Musiker, die eher in den Zentren des Landes vernetzt sind.
Überhaupt ist Junior Jeins Karriere eben die eines Musikers aus Buenaventura. Für die Menschen war er ein ganz Großer – im Musikbusiness eher eine kleiner Nummer. Nicht die ganz großen Plattenverträge und Touren.

Und: Sein Ruhm schützte ihn nicht. Er wurde einfach erschossen wie so viele Jugendliche in den marginalisierten Vierteln der Stadt.

Die Hintergründe der Tat sind noch nicht aufgeklärt. Direkt nach dem Mord nahm die Polizei zwei Verdächtige fest, die sich mit den Tatwaffen auf einen Baum geflüchtet hatten. Der 38-jährige Iver Tomas Banguera Flórez und der 21-Jährige Jhon Alex Zúñiga Vidal stammen aus Buenaventura, beide sollen einer kriminellen Bande angehören, erstgenannter war früher bei der FARC. Polizei und Medien verbreiteten danach die These, dass Junior Jein sich geweigert hatte, 300 Millionen Pesos (70.000 Euro, Anm. der Red.) Schutzgeld zu zahlen und deswegen ermordet wurde.

Enge Familienangehörige Jeins gaben aber an, dass Junior Jein nicht erpresst wurde und sie dieses Tatmotiv für unwahrscheinlich hielten.

Es bleibt die Unsicherheit: Das zerstörte Vertrauen in die Sicherheitsapparate eines Staates, der selbst soziale Aktivist*innen ermordet. Wurde Jein doch wegen seiner politischen Haltung getötet? War es Zufall, dass der Mord genau in den Tagen des Aufstands geschah?

Der Mord an Junior Jein hinterlässt Fragen. Manchmal hört das Warten auf Antworten nie auf. Es ist die traurige Fortschreibung der Gewalt, gegen die Junior Jein gekämpft hat – in Cali und in Buenaventura.

Dabei könnte Buenaventura ein wunderschöner Ort sein, an dem hinter Palmen an Sandstränden die Sonne im Meer untergeht; ein Zentrum afrokolumbianischer Kultur, die hier am Pazifik in ständiger Bewegung immer neue Musikstile hervorbringt. Junior Jein könnte eines ihrer Aushängeschilder sein. Ein Künstler, der einfach Musik machen kann.

Stattdessen ist Junior Jein nun mit 38 Jahren tot, ermordet in jenem Moment, in dem die Jugend des Landes und besonders des Pazifiks begann, sich zu erheben und wieder zu hoffen. Die Schüsse auf Junior Jein waren auch Schüsse auf diesen Traum. Auch deswegen ist die Nachricht von seinem Tod so schmerzhaft.

Bereits zwei Wochen nach dem Tod wurde in Buenaventura eine Gedenkstatue von Junior Jein eingeweiht. Am Tag seiner Beerdigung begleitete ein riesiger Zug von Motorrädern und Autos den Sarg durch Buenaventura. Die Menschen tanzten und riefen: „Junior te queremos“ – „Junior, wir lieben dich.“

ESMAD, Fucking ESMAD (2017)
Oye el pueblo no se rinde
Ahora no vayan a escandalizarse

ESMAD, Fucking ESMAD
Esa es la respuesta que el gobierno nos da

Si pedimos agua
Nos mandan ESMAD
Pedimos educación
Nos mandan ESMAD
Pedimos Salud
Nos mandan ESMAD
Exijo mis derechos y nos quieren matar

Mayo 19 de 2017
Buenaventura protestando por un SOS
Cuarto día, pacífico y cultural
Hasta que por obra de magia apareció el ESMAD
Policías disfrazados de Robocop
Escuadrón móvil para la opresión
Lanzando gases lacrimógenos contra la población
Los derechos humanos máquina de violación
Todo transcurría en completa calma
Fuimos sorprendidos por la motorizada
En el puente del Piñal nos acorralaban
Y en la delfina tiraban granadas
No entendíamos lo que pasaba
Mesa y diálogo ahí lo cancelaban
No había solución, nos desafiaban
Intencionalmente nos provocaban
Necesitaban un motivo para retomar control
Y esa fue la orden que en Bogotá se dio
Infiltren la gente en la manifestación
Y pongan la ciudad fuera de control
Saqueo, vandalismo y desesperación
Algo impresionante sin ninguna explicación
Ya no había policía, militares ni tanquetas
Todo planeado para el toque de queda
En el muelle habia mucha mercancía
Para transportarla necesitaban las vías
Los puntos de encuentro deshabilitaron
Y los camioneros salieron escoltados
Con destino a Medellín, Cali y Bogotá
Donde el progreso de Colombia está

El pacífico no importa al gobierno central
Por eso pa nosotros la respuesta es el ESMAD

Refrán

Hay una pregunta muy especial
El presidente por qué no vino a dialogar
Son muchas las preguntas que en el aire están
Al fin quién le dio la orden al Fucking ESMAD?
Por qué no vale la emergencia económica y ambiental?
Toque de queda y los camiones pueden andar
Qué hacen en los barrios unidades del ESMAD?
No estamos armados y nos atacan con gas
El mundo avanza avanza y Buenaventura atrás
Por qué de nuestros grifos no sale agua pa tomar?
Por qué nuestros hijos no tienen donde estudiar?
Por qué el aire que tenemos no es puro ni natural
Por qué los deportistas no tienen donde entrenar?
Por qué no hay hospitales donde nos puedan curar?
Si sigo preguntando nunca voy a terminar
Aunque de todas formas la respuesta sigue siendo ESMAD

Refrán

Buenaventura te quiero siempre
Y se me olvidaba:
Si usted está protestando de corazón por qué tiene que andar mencionando a otro?
Esto siginifica que usted no esta marchando de corazón
Esta marchando pa’ que lo vean
A todas mi hermanas y hermanos invito a que nos unamos
¡El pueblo no se rinde carajo!

ESMAD, Fucking ESMAD (2017)
Hey, das Volk gibt niemals auf
Jetzt seid nicht so empört!

ESMAD, Fucking ESMAD
Das ist die Antwort, die die Regierung uns gibt

Wenn wir um Wasser bitten
Schicken sie uns das ESMAD
Wenn wir Bildung fordern
Schicken sie uns das ESMAD
Wenn wir um Gesundheitsversorgung bitten
Schicken sie uns das ESMAD
Ich fordere meine Rechte und sie wollen uns töten

19. Mai 2017
Buenaventura protestiert wegen der Notlage
Am vierten Tag, friedliche und künstlerische Proteste
Bis wie von Geisterhand das ESMAD auftaucht
Polizisten verkleidet als Robocops
Mobile Einheit für die Unterdrückung
Die Tränengas gegen die Bevölkerung einsetzt
Maschine zur Missachtung der Menschenrechte
Alles geschah in einem Moment der Ruhe
Wir wurden von den Motorradeinheiten überrascht
An der Piñal-Brücke kesselten sie uns ein
Und in der Delfina warfen sie Granaten
Wir verstanden nicht, was los war
So verließen sie den Dialog- und Verhandlungstisch
Es gab keine Lösung, sie sagten uns den Kampf an
Ganz bewusst provozierten sie uns
Sie brauchten einen Grund, um die Kontrolle zurückzuerobern
Und das war der Befehl, den sie in Bogotá gaben
Infiltriert die Demonstration
Und setzt die Stadt außer Kontrolle
Plünderung, Vandalismus und Verzweiflung
Irgendwas unerklärliches Beeindruckendes
Dann gab es weder Polizei, noch Militär oder Panzerfahrzeuge
Alles geplant, um die Ausgangssperre durchzusetzen
Im Hafen wartete jede Menge Ware
Um sie auf den Straßen zu transportieren
Die Versammlungspunkte wurden zerstört
Und die Lastwagen passierten mit Begleitschutz
Richtung Medellín, Cali und Bogotá
Wo der Fortschritt in Kolumbien ist

Die Pazifikregion interessiert die Zentralregierung nicht
Deswegen gibt’s für uns als Antwort nur ESMAD

Refrain

Es gibt eine spezielle Frage
Warum kam der Präsident nicht zum Verhandeln?
Da sind viele Fragen im Raum
Wer gab dem Fucking ESMAD die Befehle?
Warum zählt die wirtschaftliche und ökologische Notlage nicht?
Sperrstunde und die LKW können fahren
Was machen die ESMAD-Einheiten in den Stadtvierteln?
Wir sind nicht bewaffnet und sie greifen uns mit Tränengas an
Die Welt schreitet voran und Buenaventura bleibt zurück
Warum kommt aus unseren Leitungen kein Trinkwasser?
Warum haben unsere Kinder keine Möglichkeit zu studieren?
Warum ist unsere Luft weder klar noch natürlich?
Warum haben die Sportler keinen Ort zum trainieren?
Warum gibt es keine Krankenhäuser wo sie uns heilen können?
Wenn ich weiter frage, nimmt das hier kein Ende
So oder so bleibt die Antwort ESMAD

Refrain

Buenaventura ich liebe dich – für immer
Eins hab ich noch vergessen;
Wenn du wirklich aus vollem Herzen demonstrieren gehst, warum erzählst du es dann die ganze Zeit rum?
Das bedeutet, dass du nicht wirklich von Herzen demonstriert, sondern damit Leute dich dabei sehen
Alle meine Schwestern und Brüder lade ich ein, uns zu zusammen tun
Das Volk gibt niemals auf, Carajo!

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