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¿Cómo les fue estos últimos meses, han percibido alguna diferencia en su trabajo con la olla?
Catalina Fixman: Sí, lamentablemente percibo que el número de las personas en situación de calle aumentó. Antes ya había un montón de gente en la calle, pero también había gente que tenía cierto subsidio para quedarse en hoteles. Esto me parece lo más inmediato, que la gente ya no podía pagar el hotel porque dejó de recibir el subsidio o porque ya no pudieron pagar la habitación donde dormía. Y además la cuestión de la crisis alimentaria que está habiendo por el aumento tan repentino de precios llevó a que mucha más gente no tenga que comer…
Joaquín Puga: A modo de anécdota: El jueves pasado, mientras recorríamos Plaza Miserere, se nos acercaron unas señoras jubiladas que estaban paseando a su perro a pedirnos si no teníamos una vianda para darles a ellas. Gente que trabajó toda su vida y ahora tiene una jubilación tal vez muy precaria también está teniendo problemas para llegar a fin de mes.
¿Cómo pretende abordar el Gobierno de Milei el hambre la pobreza y la vida de las personas en situación de calle?
Joaquín Puga: No le importa en absoluto. No solo no los ayudan o no hacen nada al respecto, sino que también buscan echarlos y violentarlos. El problema no solamente es el Gobierno nacional. A nivel de la ciudad, cambió el jefe de Gobierno, que es ahora Jorge Macri. Tiene una política muy en contra de las personas en situación de calle, las ve como algo que afea a la ciudad. Tanto a nivel nación como a nivel ciudad, mi percepción es que es un gobierno para gente de clase media y nada más. A nivel nación, ahora hay ciertas medidas para cuidar el bolsillo de la clase media, por ejemplo, una ayuda para quienes pagan colegios privados o salud privada. Pero la educación y la salud pública mientras tanto: destrucción total. De las personas en situación de calle directamente no piensan más que como en una especie de obstáculo que hay que sacar. De hecho, la semana anterior hubo declaraciones muy feas del jefe de seguridad de la ciudad, Diego Kravetz, diciendo que son peligrosas y que tienen antecedentes…
Catalina Fixman: Sí, se esta agravando mucho más esta otredad, esta deshumanización que ya sufren estas personas per se, es bastante terrible. Muchas personas también, cuando empiezan a sufrir esta crisis, se encierran más y empiezan a generar más pensamiento de odio o de violencia hacia las demás personas. También está un vaciamiento muy grande del Estado. Creo que al Estado le faltaba mucho por hacer por las personas en situación vulnerable, ahora más todavía, porque hubo muchísimos despidos. Hay un desarmamiento de todos los institutos públicos que podían llegar a hacer algo. Así que el panorama no es para nada bueno en varios sentidos.
¿Todo esto no significa una situación de sobreexigencia para su grupo?
Joaquín Puga: Sí. Yo vivo en Buenos Aires desde 2020 y siempre ha habido personas en situación de calle, pero realmente la cantidad de gente que hay ahora es mucho mayor. En el equipo de que salimos en bicicleta, originalmente salíamos con unas 30 viandas todos los jueves. A veces en el recorrido que hacíamos no llegábamos a entregar todas las viandas; ahora estamos saliendo con 50 y a la mitad del recorrido se acaba.
Catalina Fixman: Lamentablemente hay un límite dentro de todo lo que podemos hacer. Es muy difícil porque siempre llega un momento que nos quedamos sin viandas. Además que salimos los jueves y los domingos y hay que ver qué pasa los otros días, con las otras comidas o las otras necesidades. Igualmente noto que la olla ha crecido mucho los últimos meses. Yo creo que también hubo un crecimiento de la conciencia. Hay que seguir dándolo todo y seguir confiando en que ese colectivo no va a arreglar la situación, pero por lo menos está haciendo algo muy importante.
¿También cooperan con otras organizaciones a nivel barrial?
Catalina Fixman: Estamos en una asamblea que reúne varias ollas de Capital Federal y muchas de esas ollas también hacen otro tipo de asistencia. Por ejemplo, hay una que ayuda también a las personas a buscar empleo. A veces cuando podemos también abrimos un espacio donde la gente pueda sociabilizar. También juntamos donaciones de abrigo, kits de higiene o alguna necesidad particular. La idea es no ser solo un asistencialismo de ir y llevar comida, sino también conversar con la gente. También hay una compañera que los lunes da talleres de Lengua y Literatura para la misma gente que viene a comer.
Joaquín Puga: Aparte de esto cada tres meses tratamos de organizar un evento que le decimos Festiamigues en el cual se acerca a la gente a nuestro centro cultural y participan o incluso protagonizan el evento, cantando, haciendo trucos de magia como una forma de inclusión más allá de estar nosotros al servicio de ellos, sino de estar todos juntos compartiendo.
¿Cómo financian la olla?
Catalina Fixman: Amigues siempre ha sido una olla autónoma que no está apoyada ni por el Estado ni por alguna agrupación política, así que es todo por donaciones. Tenemos tanto personas que donan fijo todos los meses como donaciones puntuales. Cada tanto hacemos campaña para juntar fondos y directamente alimentos. Hay muchos eventos que nos invitan a participar para pedir un alimento como entrada; muchas veces vendemos stickers, ciertos merchandising. Hay varios artistas en la olla, por suerte, que muchas veces venden sus obras a beneficio. Como tenemos que pagar también un alquiler, la comida, y siempre surgen nuevos gastos, tenemos que estar constantemente buscando la manera de conseguir donaciones.
Joaquín Puga: Por suerte, actualmente se mantiene la estabilidad financiera de la olla, pero claro que no nos sobra dinero, dependemos mucho de que nos donen verdura o embutidos veganos para todas las semanas. Creo que es como decía Cata: Ante una situación de tanto estrés para la sociedad, hay un montón de gente que se da cuenta de que puede poner un granito de arena y lo hace. Ya sea poniendo un poquito de dinero, si puede, u ofreciéndose como voluntaria con su tiempo.
Varios sectores de la sociedad se están movilizando en contra del Gobierno. ¿Eso les da un poco de esperanza?
Joaquín Puga: Hay un montón de protestas que se están organizando. Por ejemplo, el 23 de abril [hay] una gran marcha en defensa de las universidades públicas, que las están desfinanciando terriblemente. ¿Qué se puede lograr con esas marchas? Yo la verdad no sé. No sé en qué momento el Gobierno va a tener que decir “se nos fue la mano, vamos a tener que dar un paso atrás”… Como creo que gobiernan solamente para la clase media, va a ser cuando la clase sienta tocados sus intereses.
Catalina Fixman: Lo que sí me da un poco más de esperanza es ver que ciertos colectivos o las asambleas barriales están creciendo bastante, entonces se está generando cierta organización en paralelo a lo que pueda pasar desde lo estatal. Es una resistencia para que la realidad para muchas personas no sea tan grave. Mi esperanza es que, por lo menos, crezca eso y que, con eso, podamos salir adelante. Me parece importante que no bajemos los brazos, que no normalicemos todo lo que está pasando; también difundir en otros países, contar lo que está pasando y permitir el debate tanto a nivel local como regional e internacional. Me parece que hay debates que en Latinoamérica tenemos que dar porque hubo gobiernos similares ya en otros países. Y claro que también la solidaridad internacional siempre suma bastante, como una contribución grande que se hizo desde Berlín con un evento; también saber que hay una desigualdad fuerte de poder y de acceso entre países y que, a veces, quizá la moneda de ustedes para nosotros vale muchísimo más. Son contribuciones que quizá cuestan poco y el valor después que tienen acá es muchísimo.