„QUEREMOS VIVIR EN DEMOCRACIA”
Entrevista con el activista de derechos humanos hondureño Dennis Muñoz
Dennis Javier Muñoz Bonilla es defensor de derechos humanos, investigador social y acompañante a los movimientos de derechos humanos en Centroamérica. Trabajó en los ámbitos de seguridad y defensa, en derechos de niñez y juventud en Honduras. Actualmente vive en exilio en Alemania.
¿Cuál fue su primera reacción al escuchar los resultados electorales?
Después de doce años de un gobierno militar, bancarizado y dentro de un esquema de persecución y opresión de la sociedad hondureña, todos teníamos la duda razonable de si iban a dejar lugar a la opinión, a la oposición o al disenso. En el contexto de una fragilidad de la democracia y de un golpe de Estado en 2009 (ver LN 523), el 27 de noviembre todos nos fuimos a la cama pensando en que Honduras se enfrentaba a un proceso electoral con las cartas ya marcadas y la única cosa que teníamos como esperanza era tener la posibilidad de que el pueblo hondureño tuviera la decisión de ir a votar y de tomar una decisión sin miedo.
El 28 de noviembre a las seis de la tarde se supo que el 68,2% de la población hondureña había participado en el proceso electoral. Y en el primer corte del escrutinio de las elecciones, la tendencia fue una sorpresa y una contundencia irreversible. La candidata y presidenta-electa Iris Xiomara Castro Sarmiento obtuvo la decisión y el voto de confianza de 1.716.793 hondureños, que representan el 51,12% total de los votos escrutados y válidos. Contra su contendor del Partido Nacional Nasry Asfura, que recibió 1.240.260 votos que representan 36,93%.
La población llegó al hartazgo, y su castigo fue decir, “queremos de verdad que estos se vayan del gobierno y desaparezcan de la posibilidad de tomar decisiones por nosotros.” Pero ese 28 de noviembre todos teníamos el miedo del fraude, y en efecto, lo intentaron. Denunciaron 630 ataques al sistema de información de cálculo y procesamiento de los datos. Luego, hubo 16 ataques sistemáticos dirigidos a los servidores del Consejo Nacional Electoral.
Sin embargo, tuvimos un proceso electoral basado en la recuperación de la confianza en nuestro sistema electoral y una enorme esperanza de que era posible respetar la voluntad de los hondureños.
¿Hubo intentos para obstaculizar la elección y la toma de posesión de Castro por parte del Partido Nacional?
El Partido Nacional tiene dos años poniendo obstáculos. Desde que se reformaron las instituciones para administrar y conducir el proceso electoral en Honduras, el Partido Nacional no solo detuvo la discusión de las reformas electorales, sino que las dilató y tomaron dos años para tomarlo en cuenta. Y el siguiente año en que se construía y se le daba vida a esta institucionalidad, el Partido Nacional iba frenando cada vez más. Por ejemplo, para aprobar el presupuesto para que estas instituciones funcionaran tardaron un año. Y a sesenta días de las elecciones, el Consejo Nacional Electoral estaba sin presupuesto para llevar a cabo el proceso electoral.
Además, el día de las elecciones, el Partido Nacional se declaró dos veces ganador del proceso electoral y querían hacer todo lo posible para dilatar el conteo de las urnas. A mediados de enero también han entorpecido el proceso para la transición de las instituciones al nuevo gobierno.
El partido Libertad y Refundación, al que pertenece la presidenta electa Xiomara Castro, ganó 50 Sillas en el Congreso, ¿cuáles son las posibles coaliciones que se puedan conformar para gobernar el país?
Este proceso electoral es un escenario atípico. Primero, se rompe por segunda vez el bipartidismo en el país. Segundo, la constitución establece que el Congreso Nacional tomará las decisiones por mayoria simple 65 votos; ó por mayoría calificada, que son 86 votos, de un total de 128 diputados. Entonces, los partidos juegan muchas veces con estos “números mágicos”, como les llamamos.
El resultado del proceso electoral significa que por primera vez tendremos debate y discusión. No habrá otra forma. La alianza que ganó el ejecutivo tiene 60 diputados. Pero no le alcanza ni para elegir la junta directiva del Congreso. El segundo bloque, perteneciente al Partido Nacional, tiene 66 votos. Luego hay dos partidos pequeños, con dos votos entre los dos, que han estado plegados al Partido Nacional.
Y aquí viene el número, que yo llamo, perverso. El Partido Liberal tiene 22 diputados de los cuales hay 10 diputados que son afines a Yani Rosenthal (ver LN 571). Esto es un factor importante y no se puede menospreciar. Es posible que esos diez diputados puedan fraccionar al partido liberal y pasarse a votar con el Partido Libertad y Refundación. Con lo que éste llegaría a los 70 diputados. Pero incluso así no se lograría la mayoría calificada.
Hay un elemento importantísimo que no se puede ignorar. Este Congreso va a elegir a la próxima Corte Suprema de Justicia, el próximo fiscal general de la República, al próximo Procurador General de la República, y al próximo Defensor de Derechos Humanos. Los cuatro funcionarios más altos del Estado que incluso trascienden del periodo de gobierno. Se necesitan 86 votos para todas estas elecciones y esas serán las monedas de cambio para lograr acuerdos. Sin esto, no se puede luchar contra la corrupción, no se puede luchar contra la impunidad, y mucho menos se pueden lograr cambios profundos en el país. Esas son las monedas de cambio del Partido Nacional, el Partido Liberal y la fracción de los Rosenthal, para poder lograr acuerdos van a querer sostener la Corte, el Fiscal o incluso al Omnbusman, en este caso.
¿Cómo se prepara el nuevo gobierno antes de asumir?
Ahora mismo el gobierno está haciendo algo interesante. Han convocado previamente a los sectores sociales del país a lo que le llaman “Diálogos y Mesas de Discusión” por sectores. Están conversando para definir los acuerdos que quieren que se discutiran y se administren en este periodo de gobierno. Eso es una cosa importante que se está haciendo, antes de que el gobierno asuma el poder. Pero los acuerdos políticos previos no están en esas mesas sino dentro de esos números mágicos.
La sociedad hondureña depositó su confianza en este grupo político que debe dar respuestas rápidas. Y el partido LIBRE ha presentado un plan de gobierno para los primeros cien días. Se centran en cuatro grandes cosas: recuperar la institucionalidad al servicio de los ciudadanos, recuperar el sistema de educación, accionar que el sistema de salud sea más rápido y eficiente, y en el tema productivo reactivar el tema del empleo y oxigenar a la microempresa y al mediano empresario. Para eso, el país tiene que entrar a negociar un nuevo presupuesto general de la República y necesita tener la mayoría (por lo menos 86 votos) en el congreso. Eso coloca en una trampa al gobierno de Xiomara Castro que tiene la obligación de dar respuestas rápidas con lo que tiene, si no va a ser difícil.
¿De qué formas puede Xiomara Castro combatir la corrupción e impunidad?
Aquí no podemos desmeritar que la lucha contra la corrupción es solamente un slogan. La clase política en Honduras ha heredado el sistema de corrupción como su mejor institución para poderse beneficiar e incluso crear fortunas.
La Sra. Castro se comprometió a hacer de nuevo el llamado a la comunidad internacional para colocar a Honduras al escrutinio público y solicitar apoyo para purgarse del tema de la corrupción y la impunidad.
Ahora, para lograr suscribir un nuevo acuerdo con un tratado de cooperación, en este nuevo congreso, es necesario tener 86 votos. Requiere que parte de los diputados del Partido Nacional decidan desmarcarse de su partido. Una coalición de fuerzas parlamentarias que pueda llegar a este acuerdo, creo que va ser una cosa difícil.
Tampoco se puede pasar desapercibido que la mancha de los Rosenthal en Honduras es nefasta. Ellos van a negociar con quien les asegure impunidad. El acuerdo va ser no más extradiciones e incluso reducir las penas para aquellos delitos vinculados al lavado de activos y al tema de privación de dominio en los bienes.
Hay muchos defensores de los derechos humanos o activistas que han sido perseguidos, asesinados o están en peligro y existe una gran impunidad en estos casos de violaciones de derechos humanos. ¿Usted ve la posibilidad de que haya un cambio positivo con el gobierno de Castro?
El gobierno de la señora Castro se ha comprometido a garantizar un proceso de protección y de revitalización de la cultura de protección de derechos humanos. Sin embargo hace cuatro días asesinaron a un defensor en Honduras. Este defensor ya había tenido una persecución e incluso advertencia de que estaba siendo perseguido. Y que no se le haya podido proteger la vida es muy lamentable. El Estado cuenta con mecanismos de protección para los defensores de derechos humanos y con observación de la comunidad internacional para crear protección de derechos humanos. Lo que no cuenta es con la voluntad expresa de la institucionalidad hondureña para la protección de defensores.
¿Qué mensaje ha mandado el pueblo hondureño con estos resultados electorales?
La población hondureña ha dicho que queremos vivir en democracia, creemos que es posible rescatar nuestro Estado, creemos que es posible creer de nuevo en esta clase política, pero con una observación y auditoría desde la ciudadanía, que observa con más duda y una lupita que tiene un poco más de suspicacia ahora frente a una clase política que se ha presentado como la opción de cambio.
Reglamentos del Congreso Nacional Hondureño
La constitución establece que el Congreso Nacional puede tomar decisiones con tres mayorías distintas.
Con 65 votos de 128 diputados, la mayoría simple es usado para elegir la Junta Directiva del Congreso, aprobar mociones y la mayoría de las leyes.
Alcanzar la mayoría calificada requiere 86 votos y permite reformar la constitución, y elegir el próximo Tribunal Supremo de Justicia, fiscal general y Omnbusman del país.
Para otras reformas constitucionales más profundas requiere 96 votos en el Congreso.