A dos años del paro nacional en Colombia

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Dónde están lxs desaparecidxs del paro nacional? Protesta en Berlin (Foto: Unidas por la paz – Alemania)

Los principales detonantes del estallido social fueron el descontento de la población frente al alza en los precios de la canasta familiar, el mal servicio de salud, la alta tasa de desempleo, los cientos de asesinatos sistemáticos de líderes y lideresas sociales y firmantes de paz. Miles de jóvenes, estudiantes, obrerxs, población LGTBIQ+, docentes, artistas y gremios sindicales, salieron a las calles durante semanas a protestar, para exigirle al gobierno cambios estructurales, entre ellos una reforma a la policía, cuya urgencia se haría evidente durante las manifestaciones en los meses siguientes.

Organizaciones de DDHH denunciaron reiterados abusos de violencia por parte de la policía, el Escuadrón Móvil Antidisturbios ESMAD y el Ejército, en contra de la población civil manifestante. De acuerdo con el informe entregado por la ONG Temblores y el Instituto de estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), solo entre el 28 de abril y el 12 de mayo de 2021 hubo 2110 casos de violencia cometidos por parte de la fuerza pública, entre ellos 1055 detenciones arbitrarias.

La escalada de violencia estatal en contra de la población civil llegó a limites tan extremos como la desaparición forzada durante horas y hasta días. Tiempo en el cual lxs manifestantes, en su mayoría jóvenes, fueron torturadxs por miembros de la fuerza pública.

En Alemania, la comunidad colombiana, muchas personas y colectivos solidarios salieron a las calles a apoyar el paro nacional. En uno de estos actos de solidaridad participó Horeb Nicolás Castellanos, un manifestante que días antes había tenido que abandonar Colombia para salvaguardar su vida. Nicolás fue uno de lxs casi 400 jóvenes que fueron desaparecidxs durante varios días a principios de mayo de 2021 en Bogotá y que días después, gracias a las denuncias y a la presión de la población civil, reaparecieron en lugares tan insólitos como basureros o caños. Aún hoy se habla de personas desaparecidas sin poder tener cifras exactas.

Nicolás llegó a Berlín el 7 de julio de 2021 para salvaguardar su vida y pocos días después de su llegada a Berlín entró en contacto con nuestro colectivo Unidas por la Paz Alemania (UPA) en busca de apoyo. En el proceso de análisis del caso para presentar una solicitud de asilo, él mismo reconstruyó lo sucedido en un documento: “Los hechos de violencia y retención ilegal por más de tres días en mi contra y la de decenas de compañerxs, ocurrieron los días 2, 3, 4 y 5 de mayo de 2021. Todas las personas detenidas fuimos víctimas de tortura y maltrato físico y psicológico. Nuestras detenciones fueron ilegales. Yo estuve incomunicado y secuestrado por más de 80 horas“, aseveró Nicolás.

El 2 de mayo la población volvió a las calles, Nicolás estaba en el barrio San Antonio en el centro oriente de Bogotá. Debido a la arremetida de la fuerza pública contra la población civil los días anteriores, lxs manifestantes tuvieron que definir quiénes irían en Primera Línea (ver LN 569/570), para proteger a la población manifestante. Él hizo ese día parte de la Primera Línea.

El objetivo era llegar a la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá. La manifestación allí fue pacífica por varias horas. Sin embargo, al llegar la noche mucha gente mayor y familias abandonaron la Plaza. Poco a poco se intensificó la presencia de la policía que de un momento a otro atacó a lxs manifestantes: “En minutos reinó el pánico y toda la Plaza de Bolívar se nubló de gases lacrimógenos. Salimos huyendo por la parte de abajo del Palacio de Justicia tomando la Carrera 9a hacia el norte, pues desde atrás la policía nos atacó. Hubo disparos de armas de fuego y bombas aturdidoras de nueva tecnología, las que la policía llama venom“, narró Nicolás.

“Vi caer varixs jóvenes heridxs. Otrxs jóvenes que estaban tratando de auxiliar a lxs heridxs fueron capturadxs a golpes brutalmente. Hasta el día de hoy muchos de ellos están en las listas de desaparecidxs que circulan actualmente. Corriendo con varixs compañerxs tomamos para el occidente, estábamos agotadxs de correr y nos metimos en la Carrera 13 con Calle 17 a una estación de servicio de combustible, donde nos tratamos de esconder, pero fue en vano. Hasta ahí llegó la policía. Éramos siete compañerxs. La policía nos golpeó con sevicia, nos quitaron nuestras pertenencias, mi celular, mis documentos. Nos capturaron de forma ilegal. Nosotrxs habíamos hecho muchas grabaciones con los celulares, pero desaparecieron, sólo quedó lo que pude enviar al WhatsApp de mi mamá unos minutos antes de que nos atacaran. Los policías nos pegaban con sus bolillos y con sus cascos en la cabeza. A mí me rompieron la nariz y me reventaron la boca. Yo botaba sangre por la boca y la nariz, me dieron patadas mientras yo estaba tirado en el suelo, me sacaron el aire y no podía respirar. Fue el momento más traumático que he vivido en mi vida. Entre nosotrxs también había varixs menores de edad, sin importar edad ni sexo, a todxs nos metieron a un camión hasta llenarlo“, continuó el relato Nicolás.

Según la narración de Nicolás, la policía identificó a lxs miembros de la Primera Línea, a quienes llevaron a un calabozo donde pasaron la noche sin permitirles comunicarse con sus familias ni recibir atención médica. Durante toda la noche, estxs jóvenes fueron golpeadxs.

El día 3 de mayo lxs subieron a golpes a camiones más grandes, donde la policía transporta caballos. No les permitieron ni ir al baño. “En la noche nos llevaron a la estación de policía de San Cristóbal Sur, donde había policías esperándonos. Los policías se pusieron en hilera y a medida que íbamos bajando del camión, nos atacaron con bolillos, con sus cascos, a patadas y puños. En ese momento yo me cubrí la cabeza, yo sentí cómo me golpeaban la cabeza, la espalda, todo el cuerpo. Muchxs de nosotrxs caímos al piso. Nos tropezábamos, todo era un caos y los policías no paraban de golpearnos hasta que nos dirigieron a los calabozos“, recordó detalladamente el joven.

El cuatro de mayo lxs subieron de nuevo a un camión y recorrieron la ciudad, todo el tiempo sin haber recibido alimento. En las horas de la noche Nicolás se enteró de que estaban en Soacha, una ciudad cerca de Bogotá. “Al amanecer del día cinco de mayo nos sacaron de la estación a unos cuarenta. Ya éramos menos gente que el día anterior, tal vez la mitad. Yo no supe qué pasó con lxs demás. Esta vez éramos solo hombres y al principio nos dijeron que nos iban a soltar, pero después escuchamos que dieron la orden de llevarnos a Mondoñedo (uno de los basureros a cielo abierto más grandes de Colombia, comentario de la redacción). Ahí me tiraron horas después, herido, después de amenazarme con que no abriera mi boca o lo pagaríamos yo y mi familia, pues ya sabían quién soy, tenían mis documentos“. Como pudo logró llegar a casa de un familiar y por miedo, no volvió a salir en semanas. Su madre y su abuela fueron amenazadas y vigiladas por agentes de civil y a través de llamadas telefónicas a lo largo de varias semanas.

Huido ante la represión estatal Horeb Nicolás Castellanos falleció el 25 de marzo de 2022 en Berlín, como consecuencia de sus heridas (Foto: Unidas por la paz – Alemania)

Finalmente, Nicolás logró abandonar el país. Su padre logró que saliera como turista y en Berlín fue acogido en una casa de protección en donde vivió junto a otrxs jóvenes refugiadxs de diferentes lugares del mundo. Él empezó a recibir apoyo psicosocial, a visitar la Willkommensklasse (Clase de bienvenida, en la que se aprende alemán, comentario de la redacción) y había buenas perspectivas para recibir protección del Jugendamt (Institución alemana de asistencia a la juventud, comentario de la redacción). Desafortunadamente en la madrugada del domingo 20 de febrero de 2022 a las 2 am presentó un cuadro severo de dolores de cabeza y fue llevado de urgencias al hospital, donde tuvo que ser intervenido quirúrgicamente debido a una gran hemorragia en la parte posterior del cráneo. Se trataba de un aneurisma cerebral. Después de cuatro horas de cirugía estuvo dos semanas en coma. A la tercera semana despertó del coma, un par de semanas después salió de cuidados intensivos. Sin embargo, Nicolás tuvo una recaída y falleció el viernes 25 de marzo de 2022 a las 4 am.

En el hospital, los exámenes practicados comprobaron huellas de golpes en el cráneo y el rostro, así como una fractura nasal. Según el parte médico, los golpes recibidos en Bogotá semanas atrás, que no fueron tratados médicamente, pudieron haber ocasionado el aneurisma.

La muerte de Nicolás ha sido una muerte silenciosa. Este es el caso de la posible muerte de muchxs jóvenes que aún no aparecen y cuyos cuerpos podrían haber sido cremados en cementerios distritales, tal como lo han denunciado varias organizaciones en las últimas semanas. La actual alcaldesa de Bogotá, Claudia López, niega la existencia de desaparecidxs durante el paro nacional, pero la historia de Nicolás nos da cuenta de que sí lxs hubo y que estos crímenes permanecen en la impunidad.

La policía usó durante el paro nacional la figura del “traslado por protección” para poder mover a manifestantes de un centro policial a otro, una y otra vez y por el tiempo que considerara necesario, como fue el caso de Nicolás. En aquellos días no se sabía del paradero de las personas detenidas extrajudicialmente, pues las autoridades se negaban a dar información. Esto ante la ley es considerado como desaparición forzosa.

Según la revista Rollingstone en su edición digital de enero 18 de 2023, en la visita que hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a Colombia en 2021 a raíz de los abusos de la fuerza pública en el paro nacional, se determinó que siete mil personas fueron detenidas bajo la figura del traslado por protección, en un ejercicio de disciplinamiento para evitar que participaran en las protestas. Hasta el día de hoy se desconocen las cifras y son pocas las denuncias, pues familiares y personas allegadas de las víctimas temen por su seguridad y sus vidas.


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