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Se conmemoraron los 25 años de constitución (Foto: Hugo Ortiz Ron / Asamblea Nacional del Ecuador)
Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales otorgaron una leve ventaja al actual presidente en funciones Daniel Noboa (44.17%), quien compitió por el partido ADN (Acción Nacional Democrática) y cuenta con el respaldo de gran parte de las élites económicas y financieras del país. Luisa González, por su parte, obtuvo el 44% como candidata de la alianza RC (Revolución Ciudadana-Reto), que representa un proyecto político progresista asociado a la llamada Pink tide en América Latina. Esta reducida diferencia de votos (menos del 1%) y el escenario político polarizado convierten a las alianzas en un factor decisivo para la segunda vuelta.
Leonizas Iza, candidato presidencial por el partido indígena Pachakutik, y presidente de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador), logró el tercer lugar con 5.25% de los votos, según los resultados publicados por el organismo electoral del país. Por lo tanto, el electorado que apoyó la propuesta política del movimiento indígena puede ser definitivo en la segunda vuelta electoral. Tras una asamblea junto a varias organizaciones sociales, Leonidas Iza declaró: “Ni un voto al proyecto de derecha neoliberal encabezado por Daniel Noboa”. Esto abre nuevamente una posibilidad de diálogo entre la RC y el movimiento indígena, aunque con un obstáculo importante: la política minera.
Sin embargo, puntos de discrepancia y la ambigüedad de González sobre este tema han obstaculizado el acercamiento. La CONAIE y diversas organizaciones ecologistas han resistido las políticas extractivistas del Estado, especialmente en los sectores minero y petrolero en la Amazonía y en la Sierra ecuatoriana. Informes de derechos humanos han documentado la represión militar contra campesinos, comunidades indígenas y colonos afectados por los conflictos socioambientales derivados de estas actividades. ¿Habrá alguna forma de que la RC y la CONAIE encuentren un terreno común sobre el extractivismo?
Antiguo conflicto divide a la izquierda
La posición de la RC sobre la extracción de recursos ha provocado tensiones con la CONAIE y los movimientos ecologistas durante años. La minería a gran escala ya fue un punto de discordia durante el primer mandato del ex presidente de la RC Rafael Correa (2007-2017). Se consideraba un medio para promover el desarrollo económico: Correa designó cinco grandes proyectos mineros estratégicos y seis proyectos denominados de segunda generación. Dos de estos proyectos mineros, Fruta del Norte y Mirador, explotan oro y cobre desde 2019 y son considerados por los representantes de la Cámara Ecuatoriana de Minería como un símbolo histórico del exitoso inicio de la minería en Ecuador. Otros proyectos estratégicos han sido impugnados con éxito y su operación detenida debido a la falta de transparencia, en particular con respecto a la consulta previa libre e informada.
Frente a las elecciones presidenciales que enfrenta Ecuador, esta disyuntiva sobre la minería metálica ha frenado una posible alianza entre la CONAIE y varias agrupaciones ecologistas. En un intento de acercamiento y de definir un posible apoyo del movimiento indígena al proyecto político de la candidata Luisa Gonzales de cara a la segunda vuelta electoral, se llevó a cabo el 12 de Marzo del presente año una Asamblea Popular Plurinacional, que congregó a 75 organizaciones sociales y fue liderada por la CONAIE. La asamblea abogó por la urgencia de un programa de “unidad de las izquierdas en contra de las derechas y el facismo”. Entre las propuestas relativas a la minería metálica, se pide la prohibición de la minería a cielo abierto a gran escala, una moratoria de la explotación minera y el cumplimiento de los referendos que ya han provocado el cese de la minería metálica en algunas regiones.
Una decisión de consecuencias trascendentales
En respuesta a las demandas establecidas, la candidata Luisa Gonzales manifestó que respalda la construcción de una agenda conjunta programática. Además, en una de sus entrevistas mencionó que empezará haciendo una moratoria y una auditoría al sector minero, con el objetivo de combatir la minería ilegal y asegurar que el estado obtenga regalías de parte de los proyectos que se encuentran operando. También, manifestó que se respetará las consultas populares en lo referente a la extracción minera realizadas en años pasados, así como resaltó la consulta popular para prohibir la minería metálica en Quimsacocha. Sin embargo, en plan de gobierno presentado por la RC para las presentes elecciones se evita mencionar una prohibición total de la minería, sino que se habla de regulaciones estrictas y de derechos ambientales. Así, “combatir la minera ilegal y recuperar la institucionalidad de regulación y control del sector minero” pasa a primer plano.
Las elecciones del 13 de abril no solo pueden decidir el posible regreso del progresismo a Ecuador, sino que pueden definir la consolidación de un modelo extractivista anclado a la minería metálica de gran escala. La extracción petrolera en Ecuador está en su etapa de declive y Ecuador podría convertirse en importador neto de petróleo en los siguientes 10 años. Considerando que la economía del país y su sistema energético dependen en gran medida del petróleo, la transición de ser exportador a importador neto de derivados del petróleo sería devastadora para la sociedad ecuatoriana. Ante esta situación, el sector empresarial minero mira la transición energética global como una oportunidad para impulsar y consolidar la minería a escala nacional. Eso reavivaría viejas heridas en un país cuya historia está tejida entre la riqueza de sus recursos y el costo humano y ambiental de su extracción. Mientras Noboa está a favor de políticas económicas neoliberales estrechamente vinculadas a la élite financiera, la RC intenta encontrar un equilibrio entre la economía y los derechos sociales. El movimiento indígena, por su parte, reclama cambios fundamentales y el abandono del modelo extractivista. La materialización de una alianza entre González y la CONAIE depende de si ambas partes encuentran un compromiso viable, de lo contrario las fuerzas de izquierda del país fracasarán una vez más debido a sus diferencias.