“Esta Constitución es peor y peligrosa”

“Por mi abuela, por mi mamá, por mi hermana” Marcha feminista el 8 de marzo 2022 en la Alameda en Santiago (Foto: Josefa Jiménez)

El movimiento feminista ha sido uno de los primeros sectores sociales que se posicionó en contra de la nueva Constitución. ¿Por qué? ¿Cuál fue el momento decisivo?
Ya desde el inicio empezamos a advertir ciertos elementos de este proceso. Lo primero fue la exclusión total de todos los movimientos sociales: Fue un proceso levantado por las fuerzas políticas que durante 30 años administraron el sistema neoliberal y que habían sido impugnadas durante la revuelta social. Por lo tanto, ya desde el inicio advertimos una posición de alerta sobre este proceso. En su primer momento no tenía considerada la paridad, tampoco los escaños reservados. De alguna manera, era una antítesis del primer proceso constituyente y además una respuesta incluso castigadora de aleccionamiento. Esta fue la primera alerta. La segunda alerta fue cuando gana con mayoría el sector más conservador de Chile, la ultra derecha neoliberal, que son los Republicanos. Y la tercera alerta fue cuando empezamos a ver los resultados del trabajo.

Desde una perspectiva feminista, ¿cuáles son los puntos más críticos de este nuevo texto?
Una de las cosas que más nos pone en alerta son distintas normas que ponen en peligro nuestras vidas como mujeres y además nos ponen en un peor estado de lo que ya estamos. En uno de los artículos se pone en peligro la ley de aborto en tres causales. Otra de las alarmas fue que hay un artículo que hace inaplicable la Ley Papito Corazón. Esa ley es una de las herramientas que el Estado tiene para que los deudores de alimentos a sus hijos e hijas, que en mayoría — el 95% — en Chile son hombres, cumplan con sus responsabilidades. El Estado puede disponer de los fondos de las pensiones que acumulan estos hombres. Por lo tanto, algo que ha sido histórico en la lucha de las madres en Chile, que los varones, sobre todo los padres cumplen con el derecho que tienen todos los niños y niñas de alimentarse, corre peligro. Otra norma que nos pareció muy crítica fue la norma del sistema de cuidados que lo reduce exclusivamente a la familia. Entonces no hay un derecho socializado del cuidado, que era una de las cosas que sí proponíamos nosotras en nuestra propuesta de Constitución anterior. Históricamente, como movimiento feminista, hemos luchado por la socialización de los cuidados para volver con ese tema a la esfera pública.

Como Coordinadora 8M, no participaron activamente en el proceso. ¿Cómo acompañaron el trabajo del Consejo Constitucional, entonces?
No hemos participado de este proceso porque fue cerrado. Quedamos en los márgenes de la exclusión. ¿Y cuál sería nuestro rol entonces? Uno informativo y educativo. Creemos que tenemos este deber de informar, de educar, de advertir los peligros que contiene este nuevo proyecto constitucional. Es algo peligroso, no solamente para la vida de las mujeres, de los niños y las niñas, de las disidencias, sino que también para el país, porque es un proyecto que además mantiene — incluso en otros aspectos radicaliza — todos los elementos del neoliberalismo que hemos criticado los últimos 30 años y que han precarizado, han empobrecido a nuestras vidas.

¿Cómo intentan cumplir con estos deberes?
Nosotros levantamos la “Campaña de mujeres y Disidencias por el contra”, que está orientada principalmente hacia mujeres y jóvenes indecisas. Nuestra consigna es “Es peor y peligrosa”. En ese sentido, nos hemos agrupado con distintas organizaciones feministas, ABOFEM, por ejemplo, que es una asociación de abogadas feministas, y con compañeras de La Rebelión del cuerpo. Esta campaña tiene dos ejes centrales: Uno es la difusión por redes sociales y medios de comunicación. Por otro lado está el trabajo territorial con mujeres, juntas de vecinos y vecinas, agrupaciones comunitarias y territoriales. La semana pasada estuvimos articuladas con estudiantes universitarias porque también se juegan la gratuidad en el sistema de educación superior. Y también hay ciertas normas que ponen en peligro los avances respecto a los protocolos contra los acosos dentro de los espacios educacionales. Esto ha sido un trabajo bastante arduo, pero también con mucho convencimiento de que no podemos dejar que gane la ultraderecha, porque eso implica un peligro directamente hacia las vidas de las mujeres y disidencias.

Entonces, ¿qué posibilidades hay para el 17 de diciembre?
Generalmente, los pronósticos señalan que hay una ventaja del “en contra” versus el “a favor”. Pero nosotras hemos decidido no confiarnos en esas encuestas y no descansar, porque a pesar de que sí hay una balanza hacia el “en contra”, lo de los indecisos y las indecisas es un margen que cada vez se ha ido equilibrando. Entonces no es una batalla que hayamos ya ganado, y creemos que es necesario redoblar nuestros esfuerzos para hacer una campaña con mayor inserción.

¿Cuáles son los discursos más importantes en este momento?
Hay que desvirtuar ciertas ideas que se han puesto. Uno de los discursos es: “Si es que se gana el a favor, vamos a a estar más estables como país”. Nosotras hemos sostenido que no va a ser así, porque los problemas que venimos arrastrando hace 30 años no se van a solucionar y no vamos a tener mayor estabilidad. Y se ha jugado con esa idea porque se va a cerrar el conflicto, porque ya no vamos a tener más procesos constituyentes. Esa ha sido una de las ideas que más han llevado a gente a afirmar que está a favor, independientemente del contenido, porque las personas están cansadas de estar en conflicto. Por eso hay que señalar que este conflicto va a seguir abierto. Porque todavía no hemos encontrado una solución como país para estos problemas que en el estallido social aparecieron de manera mucho más patente; pero también eran problemas que, desde el 2000, el movimiento estudiantil ha venido afirmando, los movimientos socioambientales también. Eso es lo peligroso de esta Constitución: lo que hace es afirmar aún más este sistema de privatización de derechos, movido totalmente por el mercado.

Pero un voto “en contra” es un voto para mantener la Constitución de Pinochet, ¿no?
Estamos en una elección entre la Constitución de Pinochet o la que escribieron los pinochetistas. No es esa la disyuntiva a los 50 años del golpe que conmemoramos este año. Este es el resultado de un fracaso de la democracia de los últimos 30 años. De no haber sido capaz, ni los gobiernos de la Concertación, de generar un límite claro a las fuerzas pinochetistas que resurgieron. Un límite claro significa no permitir ciertos discursos que avalan, por ejemplo, la violación a los derechos humanos de manera tan simple y tan ligera, la falta de políticas públicas respecto a reparación, impunidad, la falta de educación en derechos humanos y en memoria. Estamos en un momento en que no podemos darnos el lujo de retroceder. No podemos tener una Constitución peor, no podemos perder ciertos avances muy pequeños que habíamos dado con ayuda de todos los movimientos sociales. Y sí, es una decisión bastante cruel.

Durante el primer proceso constituyente, varios movimientos sociales – como también la Coordinadora – decidieron participar en un proceso institucional que al final fracasó. ¿Hoy se arrepienten?
Como Coordinadora, no somos una organización dogmática. Vimos la posibilidad, hicimos una apuesta con nuestro análisis. Y no nos arrepentimos de haber entrado a la institucionalidad en ese sentido, porque era una institucionalidad extraordinaria. Pero, cuando entramos, nunca dejamos y perdimos nuestro carácter autónomo, caracterizado por la autonomía de los poderes fácticos, incluso de los partidos clásicos de la izquierda.
Ahora vemos que no hay una posibilidad para impugnar la institucionalidad. No hemos discutido y no nos vemos ni a corto ni a largo plazo ingresar a la institucionalidad, sino que nuestros esfuerzos van a seguir en los territorios, en las comunicaciones y sobre todo con la autonomía que ha caracterizado al movimiento feminista en Chile.

¿Qué se llevan de este proceso para futuras luchas?
Una de las cosas que nos llevó al Rechazo tiene que ver con la manipulación dirigida, sistemática y planificada que ha tenido la ultraderecha en todo el mundo de penetrar a los medios de comunicación mediante las fake news. Entonces, lo que hemos señalado como coordinadora es la importancia de tener medios masivos de comunicación propios. Imagínate, nosotros nunca tuvimos TikTok y ahora estamos intentando.

En Chile y otros paises como Argentina, la derecha está ganando fsuerza. ¿Cómo intentan enfrentarlo?
Una de las luchas importantes para el movimiento feminista y para los movimientos sociales es recuperar la perspectiva de alternativa, a construir proyectos políticos atractivos. Hemos mantenido una capacidad reactiva, pero no una capacidad propositiva. Hay que sistematizar ideas, sistematizar proyectos y generar proyectos alternativos.
Creo que otra tarea inmediata es una tarea de escucha, de volver a escuchar a las personas, a sus necesidades, a las problemáticas que vivimos todos y todas. Hay que generar más procesos de atención y diálogo. Y por otro lado, también creo que tenemos que generar procesos masivos de educación popular. En eso también nos hemos concentrado y queremos levantar una escuela de formación. No bajo el paradigma de que la gente no sabe y nosotras sí, sino que en el paradigma de volver a encontrarnos con las personas y poder hacer estos procesos de diálogo.
Todo eso tiene que ver con esa capacidad de captar la rebeldía y la frustración de las personas. Y es eso lo que ha hecho la ultraderecha: Ha sido capaz de darle un sentido común a la rebeldía y a la molestia que tienen las personas por el sistema y ofrecer una alternativa de salida. Aunque sabemos que no nos va a favorecer porque, al menos en Latinoamérica, es seguir manteniendo y profundizando el sistema neoliberal. La izquierda está llena de derrotas, los movimientos sociales estamos llenos de derrotas, y tenemos que verlo también como oportunidad para poder replantearnos y seguir adelante. Como un impulso para no abandonar nuestra lucha. Todavía tenemos abierta la posibilidad de seguir imaginando nuevos mundos, nuevas maneras de relacionarnos con los otros, con el sistema, con el Estado, con la naturaleza. Como movimientos sociales tenemos que recuperar esta capacidad de desear otras cosas. Porque también nos encontramos en un momento muy fértil para poder pensar otros proyectos.

Hasta la última gota

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El agua en Chile es un bien en disputa y en gran medida privatizado, desde la sangrienta dictadura cívico-militar que tuvo su comienzo hace 50 años. En septiembre nos referimos de modo crítico a la transformación neoliberal de la sociedad chilena bajo la dictadura de Pinochet, y damos una mirada a las resistencias, tanto de antaño como de hoy en día. Para ello nos visitan activistas de MODATIMA (Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente), quienes luchan por el derecho al agua y, en conjunto con otrxs, han procurado concebir una nueva constitución el año pasado.

Programa (descargar aquí panfleto o póster)

7 de septiembre

20 hrs // Bonn (Oscar-Romero-Haus, Heerstr. 205)

Paltas – Superfood y desastre medioambiental

La venta de paltas está aumentando en todo el mundo. Sin embargo, las plantaciones para la exportación provocan enormes problemas sociales y medioambientales, por la alta demanda de agua. En la otrora verde provincia de Petorca, principal zona de cultivo chileno, ahora hay sequía, el río se ha secado, el agua potable escasea y lxs pequeñxs agricultorxs deben dejar sus labores. Desde 2010, el movimiento MODATIMA lucha contra esta devastación agroindustrial.

Con: Cristina Dorador & Carolina Vilches (MODATIMA)

Un evento de Informationsstelle Lateinamerika (ila) y Oscar-Romero-Haus

8 de septiembre

19 hrs // Frankfurt a. M. (Instituto Cervantes, Staufenstraße 1)

¿Autoritarismo en lugar de feminismo y justicia climática?

Chile pudiese haber tenido una de las constituciones más emancipadoras del mundo: feminista y plurinacional, ecológica y social. No obstante más del 60 % de la población rechazó el proyecto mediante un plebiscito en 2022. Hoy, sólo unos pocos años después del estallido, el neoliberalismo autoritario, que tuvo inicio con el golpe militar hace 50 años, parece fortalecido. ¿Cómo es que sucede esto? ¿Cuáles son las perspectivas de los movimientos sociales que abogan por el feminismo y la justicia climática? ¿Y qué significa esto para el futuro, no sólo de Chile?

Con: Cristina Dorador & Catalina Huerta (MODATIMA), tba (IfS)

Un evento de Gleichstellungsrat des Fachbereichs 03 der Goethe-Universität Frankfurt, medico international, Institut für Sozialforschung y Instituto Cervantes

10 de septiembre

17 a 19 hrs // Berlin (FMP1, Franz-Mehring-Platz 1)

50 años del golpe y la privatización del agua en Chile

El golpe militar de Pinochet y la instalación del neoliberalismo han afectado al bienestar y a los derechos humanos en Chile. ¿Cuáles han sido las consecuencias de la dictadura de Pinochet que, hasta el día de hoy, siguen afectando a la democracia en Chile? Queremos conversarlo tomando el ejemplo del acceso desigual al agua dentro del país.

Con: Jorge Díaz & Carolina Vilches (MODATIMA), Clarita Müller-Plantenberg (Cofundadora de Lateinamerika Nachrichten y experta en Chile), Moderación: Nils Brock (npla)

Un evento de Lateinamerika Nachrichten, fdcl, npla y VVN-BdA (Actividad en el marco del Día de la Memoria del VVN-BdA Berlín)

Financiación: Landesstelle für Entwicklungszusammenarbeit Berlin, Stiftung Umverteilen!, Rosa Luxemburg Stiftung

11 de septiembre

21 hrs // Berlin (b-ware! Ladenkino, Gärtnerstraße 19)

El botón de nácar. Proyección del documental y discusión con el público

„Se dice que el agua tiene memoria. Yo creo que también tiene voz“, dice la voz en off del cineasta Patricio Guzmán. Durante la historia de Chile el océano pacífico ha sido convertido reiteradamente en una fosa común. Patricio Guzmán deja que este lugar hable y nos cuenta la historia de resistencia de los pueblos originarios de la Patagonia, como también la resistencia contra la dictadura cívico-militar. Posterior a la proyección del documental invitamos al público al debate sobre la importancia de la(s) memoria(s) 50 años después del golpe.

Con: Jorge Díaz & Carolina Vilches (MODATIMA)

12 de septiembre

19 hrs // Berlin (://about blank, Markgrafendamm 24c)

¿Back to normal?

50 años después del golpe militar y un año después del rechazo a la nueva constitución, la situación política en Chile parece estancada. En lugar de la izquierda es ahora la derecha quien redacta una alternativa a la constitución de la dictadura. ¿Cuál es el lugar que le toca ahora a los movimientos sociales? ¿Y cómo será la nueva constitución?

Con: Victor Bahamonde, Cristina Dorador & Catalina Huerta (MODATIMA), Moderación: Ute Löhning (npla) & Susanne Brust (LN)

Un evento de Buchladen Schwarze Risse, npla, Naturfreundejugend Berlin, Lateinamerika Nachrichten

Financiación: Hans-Böckler-Stiftung Solidaritätsfonds, Rosa Luxemburg Stiftung

15 de septiembre

9:30 hrs a 16:30 hrs // Berlin (Freie Universität, Seminarraum EG, Boltzmannstraße 1)

Derechos medioambientales en Chile – Negociando el futuro

A partir de la experiencia científica, política y activista de Cristina Dorador, el taller aborda la lucha por los derechos ambientales: ¿Cómo podría ser un proceso para consagrar los derechos de la naturaleza en la ley? ¿Qué cuestiones epistemológicas plantea? ¿Y cómo se proyectan los distintos movimientos hacia el futuro?

Inscripción (número limitado): e.kirmes@fu-berlin.de

Idioma del evento: Español

Con: Cristina Dorador (MODATIMA)

Un evento de Internationales Graduiertenkolleg „Temporalities of Future“

15 de septiembre

19 hrs // Berlin (NFJ-Laden, Weichselstraße 13-14)

Poder Popular y Bienes Comunes – Diálogo entre MODATIMA y Bloque Latinoamericano Berlín

En Latinoamérica, las luchas de resistencia contra el neoliberalismo son también luchas por la defensa de la naturaleza y por el acceso universal a los bienes comunes, por sobre intereses privados, donde el poder popular, mediante la participación efectiva y organizada de la práctica política, alimenta estas luchas. Pero ¿hasta qué punto el poder popular fortalece y determina la lucha por los bienes comunes? ¿Cuáles son las luchas históricas y las actuales? ¿Qué perspectivas comunes existen en Latinoamérica al respecto?

Con: Victor Bahamonde, Jorge Díaz, Cristina Dorador, Catalina Huerta & Carolina Vilches (MODATIMA)

Un evento de Bloque Latinoamericano Berlín y Naturfreundejugend Berlin

Desde arriba

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(Foto: René Lescornez/Dip. via Flickr , CC BY-NC-ND 2.0)

“Mirar el proceso actual es bastante decepcionante”, dice Lucio Cuenca. Él es un reconocido socio ambientalista y fue asesor ad honoren de Camila Zárate, convencionalista electa al constituyente de 2020 por el Movimiento por las aguas y los territorios (MAT Chile). Cuenca dice que es un proceso que fue cooptado por el sistema político: “El sistema político chileno es parte del problema, es parte de la crisis que estamos viviendo, por lo tanto, el apropiarse e instalar este proceso, tiene en su ADN una cuestión no resuelta, que es sobretodo de legitimidad”. Sobre todo, critica la fuerte recaída en lo institucional. Esto ha llevado a los partidos conservadores, de derecha, pero también a los de la antigua Concertación (centroizquierda), que gobernó el país ininterrumpidamente entre 1990 y 2010, a adoptar el resultado del plebiscito del 4 de septiembre y a establecer ahora un proceso estrictamente limitado.

Los tres órganos del nuevo proceso constituyente tendrán una conformación paritaria. Lo más cuestionado por los sectores de la sociedad civil y movimientos sociales es la Comisión Experta que, con 24 integrantes, será elegida por los partidos con representación en el congreso, es decir, será proporcional a la cantidad de diputados por partido, lo que en Chile se denomina “cuoteo político” o repartición de cargos, sin elección popular, ni concurso público. “Es un eufemismo esto de los expertos, porque finalmente no hay expertos que sean inocuos, son expertos que representan posiciones políticas o corrientes políticas determinadas y a través de ellos, se van a plasmar en la redacción de la nueva constitución”, constata Cuenca. Por lo tanto, el proyecto de la nueva Constitución estará dominado por la opinión del Parlamento actual, pero no por la opinión del pueblo de Chile.

A finales de  enero, el Senado y la Cámara de Representantes  propuso 12 expertos cada uno para la comisión. La Comisión Experta, con representación paritaria, se reunirá por primera vez el 6 de marzo. Su tarea consiste en elaborar un primer borrador de la nueva Constitución, que luego se entregará al Consejo Constitucional, y será elegido en las elecciones fijadas para el domingo 7 de mayo de 2023. El Consejo Constitucional estará integrado por 50 personas, con carácter paritario y con representación supernumeraria de representantes de pueblos indígenas. La ley aprobada por el Congreso Nacional chileno y publicada en el Diario Oficial dice: “El Consejo Constitucional es un órgano que tiene por único objeto discutir y aprobar una propuesta de texto de nueva Constitución”. Lo que significa, que discutirán el anteproyecto producido por la Comisión Experta, en otras palabras, un texto que por su génesis (nace de un órgano acordado por Ley), pondrá los límites de la discusión.

La Comisión Experta, no tiene derecho al voto en el Consejo Constitucional, pero claramente influirá en la discusión que se lleguen a suceder cuando el Consejo Constitucional sesione, puesto que será de su autoría el anteproyecto constitucional. “Adicionalmente, está el otro Comité de Admisibilidad, que va a hacer integrado por 14 abogados, también nombrados por el parlamento, y que finalmente será una especie de contraloría que va a determinar si los artículos que apruebe el consejo elegido (Consejo Constitucional), están o no, dentro del marco de los 12 puntos o principios acordados como límites para la nueva constitución”. Estos límites tienen de base los 12 principios que la Ley considera base en  la nueva carta fundamental, estableciendo, entre otros, que Chile es un Estado unitario, social y de derecho, donde también se consagra los tres poderes autónomos del Estado: Poder Judicial, Legislativo y Ejecutivo. Así, el  concepto de un país plurinacional, con un sistema judicial que se democratiza en su estructura, considerando entre otros elementos, una justicia que dé cuenta  a los pueblos originarios y a su cultura, queda excluido.

Para Lucio Cuenca y otros, los aspectos más críticos de este nuevo proceso, que busca superar la constitución pinochetista, se centra en estos límites establecidos. En su opinión, establecen la mantención de puntos críticos, que reproducen los pilares de la constitución del 80, para esta nueva constitución. Según él, eso es estratégico, “porque aceptar ese nivel de límites, es prácticamente cercenar la posibilidad de tener una constitución efectivamente democrática”.

Muchos de los principios de la anterior propuesta, discutidos democráticamente en la Convención Constituyente, no estarán presentes en la discusión. Por eso también es que la percepción que Cuenca tiene del proceso constitucional fallido es que fue quizá el más democrático que ha tenido Chile en estos procesos de construcción de una nueva constitución. Él evalúa que en el actual momento político se está con menos posibilidad de incidir desde el mundo social y la movilización social. Rescata sí, que las propuestas específicas del mundo socio ambiental, tuvieron importante presencia en el texto propuesto por la Convención Constitucional anterior (2021-2022). Particularmente, de 388 artículos 74 hacían mención a  “temas de la naturaleza y distinta institucionalidad y estaba instalado el tema ecológico desde el artículo Nº 1, cuando se define el carácter del Estado. Para nosotros, lo que se logró en la Convención Constitucional es de alto valor porque allí concurren distintas visiones del mundo socioambiental”.

La derrota sufrida del   ‘Apruebo’ el 4 de septiembre de 2022, ha tenido costos importantes en la legitimidad que puedan adquirir ciertos conceptos y principios que hablaban de un país más democrático, de la política y culturalmente. Poco de esto se reflejará en el nuevo proyecto de Constitución.

Se ha fijado un calendario preciso para el nuevo proceso constitucional: El Consejo Constitucional a partir del 7 de junio tiene un plazo de cinco meses para presentar una nueva propuesta constitucional. El plebiscito de apruebo o rechazo al nuevo texto se realizará el domingo 17 de diciembre de 2023, entonces es una vez más Apruebo (Sí) o Rechazo (No) a la nueva constitución. 

El signo de este acuerdo, expresa que Chile vuelve a los cauces netamente institucionales, donde es prerrogativa de los consejeros trabajar sobre un anteproyecto propuesto por una comisión de expertos nombrada a dedo. En este sentido, en nada se asemeja al proceso que, producto del estallido social, presenciamos desde el año 2019 en adelante. Se vuelve a la democracia “de las alturas”, dejando a la ciudadanía y los movimientos sociales como meros espectadores. 

Lo más grave está en la generación de los Consejeros: quienes quieran proponerse para candidatos/as a consejeros/as constitucionales, deben pertenecer a un partido legalmente inscrito y donde no se admiten candidaturas de independientes o representantes de movimientos sociales. Las elecciones de estos Consejeros, está dado por la norma que elige habitualmente a los senadores, donde el criterio de proporcionalidad propio de las elecciones de diputados/as, no se consideró: Ocurrirá, por ejemplo, que en la zona de la Araucanía, donde el conflicto entre mapuches, el Estado y las empresas forestales está en pleno desarrollo, se elegirán 5 consejeros, igual número que la Región Metropolitana, donde viven 8 millones de personas respecto del casi 1 millón de la Araucanía. Ninguna forma proporcional concurrirá en esa elección, más bien es retornar a las formas del antiguo sistema binominal, que estructuró las elecciones hasta 2013, lo que en la práctica a reponer las formas de alianzas, sobre la cuenta matemática de  quien concentre más votos tendrán mayor opción de elegir consejeros, perdiéndose los criterios de pluralismo y diversidad, donde candidatos con porcentajes menores, pueden optar a un sillón.

Si bien, los que “redacten” la constitución van a ser consejeros cien por ciento electos, la realidad de las cosas es que este consejo constitucional, es una entidad mixta que los chilenos rechazaron en el plebiscito de 2020. “El voto en ese momento fue un voto en contra de la participación del parlamento en el proceso,” dice Cuenca. 

Cabe señalar que la totalidad de los partidos con representación parlamentaria acordaron esta nueva modalidad para superar la constitución heredada de Pinochet. Con la excepción del Partido Republicano, asociado a la extrema derecha y el Partido de la Gente, nuevo conglomerado que se ubica en la centro-derecha populista.Los partidos impulsores del “Acuerdo por Chile” pretenden poner fin al legado de Pinochet con la nueva Constitución. Que esto vaya a tener éxito y que la nueva Constitución haga que Chile sea finalmente más democrático y más justo es algo que se pone en duda, especialmente en los círculos cercanos al movimiento. El “Acuerdo por Chile” es un acuerdo diseñado para que el parlamento redacte la nueva constitución. Y eso nos deja en una situación de mucha precariedad, desde el punto de vista del ejercicio de la soberanía de los pueblos. Es decepcionante las características del modelo y de los actores que ahora están tomando decisiones en este proceso”, concluye Lucio Cuenca.

„MEDIDAS POPULISTAS HUBIERAN LOGRADO DAR VUELTA EL RESULTADO”

Viviana Delgado, Alejandra Salinas y Elisa Giustinianovich (Foto: Susanne Brust)

¿Cómo percibieron la campaña en sus respectivos puestos? ¿En qué consistía su trabajo diario?

Elisa: Yo fui parte de la campaña “Apruebo Nueva Constitución” de los movimientos sociales. En el proceso de revuelta desde el 2019 en adelante ha habido un significativo empoderamiento de estos movimientos . Por eso se tomó la decisión de generar un comando de movimientos sociales para la campaña y no quedar nuevamente subyugado o al alero de los partidos.
Ahí inscribimos el Comando de Movimientos Sociales con más de 100 organizaciones de diversa índole y a través de ese comando se impulsó por una parte la tremenda tarea – para organizaciones que son autogestionadas, que no tienen recursos ni nada – de participar en la franja. Por otra parte, también hubo que diseñar y pensar la estrategia conjuntamente desde este espacio de articulación, y lo que tiene que ver con el levantamiento del material gráfico, el contenido de la propaganda. Fue súper interesante porque la forma en que nosotras a través de ese comando plasmamos los mensajes o el contenido del texto en los volantes, fue la propaganda mejor recibía por parte de la población.

Viviana: Como estamos en cargos público, la derecha se encargó de vigilar hasta nuestras redes sociales para que no hiciéramos campaña. En cargos públicos, uno en Chile no puede ser partidista (durante sus horas laborales, nota de redacción). Pero igual salimos a la calle, ¿sabes dónde nos fuimos? Fuimos a meternos a las villas malas. A esas a que nadie quería ir por temor. Ahí anduvimos metidas puerta a puerta, porque sentimos que eso deja mucho. Porque si alguien tiene duda, tú se lo aclaras con la constitución en mano y de hecho aclaramos muchas dudas que eran mentiras.

¿Cómo fueron recibidos durante su trabajo puerta a puerta?

Viviana: Cuando ellos abrían la puerta y los alrededores estaban llenos de basura, el agua verde podrida fuera de sus casas y se notaban las malas condiciones de vida, nos decían: “¿Qué saco yo con tener una nueva Constitución, si esta es la vida que me da el gobierno? ¿Esto es lo que hace mi alcalde también por mí?” Hubo muchos vecinos con una desesperanza enorme. O sea, los gobernantes hicieron las cosas tan mal que la gente ya no cree en nada si no tiene algo tangible que pueda ver. Entonces llegamos con esta Constitución diciendo, “mira, va a mejorar la salud, va a mejorar esto otro“ a un vecino que se levanta a las 5 a pedir una cita médica, un vecino que tiene un hoyo afuera de su casa y no se lo tapa nunca, o donde la delincuencia y la droga se apoderó del lugar. ¿Cómo queremos convencer de que podemos ofrecer algo mejor si no lo hemos sido capaz de hacer en tantos años?

En Maipú ganó el apruebo de todas maneras. ¿Cómo se explican ese resultado?

Alejandra: Creo que había hartos factores. En Maipú especialmente había una sintonía con la administración actual, muy contraria a la administración pasada, donde había una alcaldesa [de derecha] que era de la farándula, que hizo mucho desatino con nuestra sanitaria, con la educación.
También el despliegue territorial todos los días en el metro, en la mañana temprano, después en la tarde, en la noche. El trabajo también con la junta de vecinos, que uno iba a aprovechar para meter el tema. Entonces yo creo que fue una mezcla, una mezcla de trabajo y de que se propiciaba con la nueva administración.

Elisa: Tal vez pudiera haber una relación en los municipios donde ganaron gobiernos locales, progresistas con representantes que tienen arraigo territorial y que durante esos meses de ejercicio previos al plebiscito hicieron bien la pega. Da confianza a la ciudadanía de que las instituciones funcionan, de que se mejora la vida con este cambio. O sea, un voto con esperanza en los cambios.

Había dos comandos diferentes para el apruebo. Un comando que estaba cerca de las fuerzas políticas del gobierno (Apruebo por Chile) y otro que quería distanciarse del oficialismo (Apruebo Nueva Constitución). ¿Cómo fue la cooperación entre ambas campañas?

Elisa: Desde antes de finalizar el proceso, ya veníamos pensando desde la articulación de movimientos sociales que queríamos levantar e impulsar nuestra propia campaña, con nuestra propia voz.
Siempre tratando de mantener buenas relaciones con el comando del “Apruebo por Chile”. Había reuniones periódicas también conjuntamente, a comentar una que otra cosa. Queríamos que cada territorio viera de acuerdo a sus condiciones, de acuerdo como se llevan o no las relaciones, si se trabaja conjuntamente. Y ojalá propiciar que así fuera, porque obviamente asi se facilita el trabajo de despliegue de una campaña electoral. Y al menos desde Magallanes funcionó relativamente bien en lo que tiene que ver con la distribución del territorio que visitamos puerta a puerta.

¿Fue un error llevar dos campañas diferentes por el apruebo?

Elisa: En general los partidos tienen un propósito tanto político como electoral. Su apuesta es disputar poder. Eso es complicado para quienes no tenemos voz – o que la tuvimos solo por un periodo – que nuestro espacio sea cooptado y a paso el sentirnos utilizadas en función de lo que ellos quieran capitalizar para una siguiente elección. Todo gira en torno al partido, y nunca se nombra a las organizaciones que son las que definitivamente dejamos los pies en la calle. Eso generó roces, generó dificultades en distintos lados, pero al menos la intención de trabajar de manera no conjunta, pero sí conectada siempre estuvo. La única alianza política que hizo campaña efectivamente fue Apruebo Dignidad. Pero el Partido Socialista y otros partidos de izquierda no movieron un dedo para que gane el apruebo.

¿Cómo se explican el resultado del plebiscito?

Elisa: Hubieron cosas fundamentales que faltaron en el diseño del proceso que fueron gravitantes, a mi parecer, para perder finalmente el plebiscito: la participación ciudadana e indígena, la educación cívica y el presupuesto, algo básico para desplegar una estrategia comunicacional.
Diseñaron un proceso muy corto, muy acotado, con normas bien establecidas, y cuando terminamos el trabajo tuvimos tan solo dos meses para hacer campaña versus una contra campaña del rechazo que se instaló desde el primer día.

Alejandra: Hubo un voto que nadie pudo manejar. Al hacer el voto obligatorio, un padrón electoral que siempre fue de 6 millones subió a 13 millones, o sea, un cambio de 5 millones de personas que no sabíamos realmente para dónde iban, que habían estado desconectadas de un proceso social de mucho tiempo. Ese voto fue de respuesta también al modelo neoliberal, a esa acérrima necesidad de preocuparte de lo tuyo nomás y no interesarte en lo que está pasando al lado.

Ahora esa parte de la población se hizo presente. ¿Como experimentaron esto?

Alejandra: Estábamos en una burbuja y eso nos pasó la cuenta. En las redes sociales, se te va juntando gente que piensa como tú. Pero era sesgado y creo que fue un error haber estado en esa burbuja.

Viviana: Lo mismo paso con los shows. Ahí nosotros nos ilusionamos, decimos “ohh, estamos llenando las calles cada vez que se hace un show con el apruebo.” Una vez nos dijeron “Oye, la gente no va por el apruebo, va por el show.” Y yo dije “No, no puede ser.” Cuando vi la Alameda llena, donde no se podía caminar, dije “Ganamos, ganamos.” – Y van por el show. Bueno, los que votamos apruebo, estábamos ahí.

Elisa: Que tú seas concejala, Alejandra, y que seas diputada, Viviana, que yo haya sido constituyente, demuestra que no estamos en una burbuja. Tuvimos un aprendizaje de llevar campañas electorales fuera de la burbuja y por eso salimos electas. Y fue un ejercicio que replicamos con esa campaña. Pero claro, el voto de apruebo es un voto con esperanza, un voto que quiere los cambios y ves sus adherentes en la calle. El voto del rechazo es un voto antipolítico, un voto de desesperanza de quien ya no cree en nada ni nadie.

Retrospectivamente, ¿hay algo que podrían haber hecho para salvar a la constitución?

Elisa: Dos meses para contrarrestar un año de contra campaña del Rechazo, una campaña brutal de fake news. O sea, era imposible. Por mucho que tú llegaras a todas las casas de Chile con el mensaje de ir a explicar, a informar a la junta de vecinos y la agrupación y la calle y todo. Después la gente llegaba a la casa, prendía la tele y altiro venía el miedo: “parece que esto no me conviene, así que rechazo”. Entonces para votar apruebo, tenías que ser activista o tenías que tener convicción, o tenías que tener a alguien cerca que estuviera todos los días como aclarando tus dudas, tus inquietudes. Para votar rechazo, solo necesitabas una tele en casa.

Entonces, ¿era imposible?

Elisa: Probablemente lo único que hubiera logrado dar vuelta el resultado lamentablemente son medidas populistas. Nos echamos encima las AFP, a las Isapres (compañias de seguro privados de pensiones y de salud, nota de redacción), a las clínicas y universidades privadas, a todo el empresariado extractivista, a los políticos corruptos. Y claro, en dos meses ¿cómo haces eso? Probablemente hubiese sido súper favorable para el apruebo un bono invierno (pago especial para familias de bajos ingresos, nota de redacción)…

Alejandra: O un quinto retiro (de un 10 por ciento de los ahorras de las AFP, nota de redacción), la Canasta Básica Universal. O sea, ese tipo de medidas que paliaran la situación de crisis económica profunda que estamos atravesando a nivel global, pero que en Chile evidentemente se viene arrastrando desde hace muchísimo tiempo. Puede que eso hubiera generado un escenario que amortiguara esa indignación.

¿Harían también alguna autocrítica?

Viviana: Sí. El Pelao Vade (el ex vicepresidente de la convención Rodrigo Rojas Vade que había basado su campaña en la falsa afirmación de que tenía cáncer, nota de redacción) lo embarró, esa historia la tomó la derecha, salió en los diarios y en televisión hasta más no poder.

Elisa: También hubo un decaimiento de la aprobación popular sobre la convención por la falta de maduración de esta nueva fuerza que viene de los movimientos, de comprender que nuestro pueblo es relativamente conservador respecto a cómo ve o como desea ver a la política y a la institucionalidad – que esperan figuras públicas confiables serias, con medida, que sean mesuradas en la forma de decir y hacer las cosas. Hubo mucha gente que nunca se enteró de que era figura pública y de que todo lo que dijera, si cometía un error, se iba a replicar masivamente en todo el país. Entonces eso pasa por falta de madurez política.

¿Qué ideas tienen para seguir adelante desde aquí?

Viviana: En Chile la televisión puede más que nosotros. Ante eso es imposible ganar. Entonces cuando tenemos los medios nosotros para tener televisión popular, yo creo que ahí vamos también a llegar a la gente. Además hay que empezar a financiar nuestras propias redes de comunicadores sociales dentro de nuestras comunas, nuestras regiones y empezar a contar con nosotros mismos.

Elisa: Por primera vez tuvimos esa posibilidad de encontrarnos todas estas iniciativas, esta lucha en un espacio constituyente. Y desde este nuevo lugar que no teníamos hace dos años ─ no teníamos articulación nacional, no teníamos un programa político como ahora sí lo tenemos ─ ahora estamos en un mejor pie como para poder seguir avanzando. A mi me parece que inevitablemente va a devenir en la creación de un nuevo referente político, en una organización política que pueda apostar no solamente a lo electoral, sino que a depurar también el texto constitucional en un marco programático que pueda disputar un sentido común de masa. Es una tarea larga, pero no es difícil porque lo que se ha logrado construir en esa propuesta son realmente cosas muy necesitadas en Chile.

,,FUE UNA PELEA DURÍSIMA”

Die LN sprechen mit der Verfassungsdelegierten Manuela Royo über die neue Verfassung Chiles.

Manuela Royo (Foto: privado)

Durante todo este año trabajó en la nueva constitución, ¿cómo evalúa este proceso? 

Creo que logramos avanzar harto. Además de escribir una constitución, también se transformó a la Convención en una plataforma de expresión política de debate. Porque nosotras no llegamos a la convención para disputar el poder con ellos, con la derecha o con los varones, bueno quizás algunas sí. Nosotras llegamos para que Chile sea más justo, para vivir en una sociedad mejor, y en ese camino sí tenemos que asumir responsabilidad, pero no es desde los liderazgos personales.

¿Y estos valores también se pudieron transferir al trabajo en la Convención?

Las constituciones finalmente establecen bienes jurídicos constitucionales, como el orden público y la seguridad, temas que políticamente han sido super relevantes. Poner la soberanía alimentaria, las semillas y los ríos al mismo nivel que otras cosas que históricamente han sido centrales, es también una pelea que estamos levantando. Es también poner los cuidados en el mismo plano como algo que sale de la casa y que se sitúa por un lado en la no-violencia y en el respeto. En este plano logramos generar conciencia a muchas personas.

¿Han podido convencer a otres constituyentes de estas perspectivas en las negociaciones?

Fue un camino difícil. Pero de a poco hablando, convenciendo, negociando también logramos que se aprobaran normas. Por ejemplo, una idea más tradicional de la izquierda es que la única forma de financiar los derechos sociales es a partir de la explotación de los recursos naturales, y nosotros ni siquiera hablamos de recursos naturales. En la Comisión de Medio Ambiente primero nos rechazaron todo. Los diarios se rieron de nosotros ridiculizando las ideas como post-extractivistas o de decrecimiento, como si fuésemos puros hippies.

Y ahí peleamos por dos lados: por un lado, con la derecha conservadora, con este negacionismo respecto al cambio climático. Pero, por otro lado, y eso fue lo más triste, nos tocó pelear con gente de izquierda que consideraba que esto era producto de creencias místicas, pachamámicas, a las cuales había que decirles que esto es un hecho científico y no un acto de fe. Que se esté acabando el agua no es un invento de nadie, es real. Y eso fue una pelea durísima. Obviamente hubo traiciones, deslealtad y todo, fue difícil. Pero finalmente se logró y yo siento que se logró una legitimidad dentro del proceso.

El medio ambiente fue el enfoque de su trabajo en la convención. ¿Qué importancia tiene la naturaleza en la nueva constitución?

Es super importante. Desde el artículo primero de la constitución establecimos que el Estado de Chile es un Estado ecológico que dentro de sus valores fundamentales reconoce el respeto por los derechos de la naturaleza y la interdependencia. Ese concepto plantea que la naturaleza no es un recurso natural respecto al cual podemos obtener un provecho económico para el crecimiento del país, sino que tiene derechos que deben ser respetados y garantizados por el Estado y por las personas. Nosotros somos parte de la naturaleza y no podemos vivir sin ella. Por lo tanto, cosas tan sencillas como la alimentación y el agua son tan importantes como la estabilidad económica. Eso fue una lucha super relevante que dimos. Y al final, es verdad, cuando uno dice que es la primera constitución escrita en cambio climático.

Luego se establecen principios ambientales y estatutos constitucionales sobre bienes comunes naturales que hacen una distinción entre bienes comunes apropiables e inapropiables. Los inapropiables son el agua y el aire. Entre los apropiables se encuentran el bosque nativo y los humedales entre otros, y respecto a estos el Estado tiene un deber de tutela. Es decir, yo puedo ser dueña de un bosque, puedo comprar un terreno que tenga bosque nativo, pero yo no puedo llegar y talarlo porque eso afecta a la naturaleza. 

¿Cómo se plasman estos principios en lo concreto?

Hay normas que nos hablan de la protección de los humedales, de los bosques nativos, del ciclo hidrológico, de la conectividad hídrica, y que protegen los glaciares que son las fuentes desde donde nace el agua, excluyendo la actividad minera desde ahí.

También se lograron normas sobre ordenamiento territorial. La mayoría de los usos del suelo son destinadas a la actividad extractiva como minería, forestales y energía. La redistribución de los usos del suelo es muy importante porque va a permitir la recuperación de los ecosistemas y la recuperación de los ríos y de la naturaleza.

Pero también asumimos esa crítica hacia la constitución del Ecuador o de Bolivia: Pese a que en Ecuador se consagran los derechos de la naturaleza, en la práctica el Amazonas está lleno de pozos petroleros. En Bolivia se reconocieron los derechos de la Pachamama, no obstante lo primero que pasó fue la Guerra del Agua. Lo importante, por un lado, es una institucionalidad que orgánicamente proteja a la naturaleza y también no quedarnos en lo declarativo, porque eso también puede ser muy peligroso. No sólo consagrar derechos y principios, sino también una bajada práctica, reglas concretas. 

¿Cómo se plantea esa institucionalidad en la constitución?

Por un lado, planteamos la justicia ambiental, que hace una bajada constitucional a la participación ambiental, a la democracia ambiental y la toma de decisiones y la participación en estas materias. Junto con ello se crean tribunales ambientales en todas las regiones, porque en Chile solamente existían tres. Si te contaminan el río, el agua para beber, para vivir, para poder litigar en estos tribunales hasta ahora uno no tenía derecho a tener una asistencia jurídica gratuita y eso vulnera muchos derechos.

Queremos que eso no dependa de la voluntad de una ONG o de un abogado en particular, sino que sea el Estado quien, tal como evalúa y acepta proyectos, también defienda la naturaleza y las comunidades. Por eso se crea la defensoría de la naturaleza, una institución autónoma pública encargada de representar judicial y extrajudicialmente de forma gratuita a quienes vean vulnerado sus derechos. Esta institución también puede representar a la naturaleza en el evento de que sea necesario judicializar las vulneraciones a sus derechos.

¿Qué rol tiene en la constitución el agua en particular?

El agua es donde más trabajamos. Consagramos un estatuto constitucional del agua en el cual se establece que el agua es incomerciable y que respecto de ella van a existir derechos de uso que tienen que cumplir una función social y una ecológica. Allí se garantiza el derecho humano al agua y la protección de los ecosistemas.

Desarrollamos una institucionalidad que se va a hacer cargo de la distribución de los usos de agua en base a estos principios y se crean consejos de cuencas como instancias comunitarias y participativas respecto a la toma de decisiones sobre el agua. Además, se protege el agua potable rural. En Chile la mayoría de las comunidades rurales no tienen agua y no hay alcantarillados. Entonces se crean cooperativas de agua rurales que se distribuyen comunitariamente en el sector del campesino. 

Incluso con la derecha teníamos el mismo diagnóstico con respecto al agua, pero con enfoques distintos. Nosotros venimos mucho más desde la ecología, y ellos desde la política más tradicional, de infraestructura. Es una disputa super importante que tenemos que dar desde la izquierda. Porque el medio ambiente puede ser capitalismo verde, no? Bueno, en Europa saben lo que es (se ríe)… o puede significar pensar en la redistribución desde una perspectiva mucho más socialista, de cómo nos vinculamos con la naturaleza, superando esa lógica de apropiarse de todo.

¿En qué condiciones trabajaron en la Convención?

Fue un proceso rápido y autogestionado, porque de verdad el gobierno (de Sebastián Piñera, nota de redacción) a nosotros no nos dio nada, ni un lápiz, ni un escritorio. Por ejemplo, teníamos una sala de unos tres por cuatro metros para doce equipos, sin aire acondicionado, ni calefacción. Los constituyentes no tenían ningún lugar donde sentarse, hacer reuniones, ni trabajar. Había algunas salas comunes que se pudieron reservar, pero estaban más lejos y en otro edificio. Se habló mucho en un comienzo de que ojalá pueda ser un proceso que toma en cuenta los cuidados, que pueda haber una guardería para niños y niñas… no había nada.

Resulta que este proceso tenía unos costos personales gigantescos. Mucha gente contó que los hijos estaban mal, deprimidos, que no veían nunca a sus madres y padres, hasta hubo intentos de suicidio entre los hijos e hijas. Todo eso con una presión mediática encima, la presión de los poderes políticos, trabajando hasta las dos de la mañana todos los días. Pasamos de la pandemia a la Convención, entre el nivel de trabajo y la precariedad que teníamos, poco apoyo, mucho estrés, mucha violencia. 

¿Violencia?

Sí. Durante el proceso constituyente me tocó vivir mucha violencia. Me amenazaban por las redes sociales que me iban a matar, que iban a ir a mi casa. Por ejemplo por twitter suben nombres de personas izquierdistas y entonces tú puedes recibir 300 mensajes diarios, gente que te da miedo. Hace un par de meses recibí una amenaza de muerte. Fue horrible porque se hacía referencia a que me iban a violar y descuartizar y mandaron fotos de mujeres violadas y descuartizadas.

Siempre he presentado denuncias y una vez presenté una querella, pero la fiscalía no hace nada. Aún cuando identifiqué a la persona, un pinochetista. Al final lo que buscan es que uno se quede callado. Pero yo no, al revés. Salí a los medios de comunicación, publiqué el nombre del tipo. Hacer público lo que se vive es una forma también de defenderse. Esto te da un resguardo.

¿Qué estrategias utiliza la derecha ahora mismo para impedir que se apruebe la nueva constitución?

Hay gente que está haciendo campaña generando desconfianza, como antes hicieron contra las vacunas. Uno pasea por las calles y ve propaganda escrita con noticias falsas sobre la Convención. En las calles de Santiago hay afiches en las paredes que dicen cosas como “La constitución es una mentira.” Lo peor es que la derecha sabe que mentir le sale más barato. Por ejemplo, el senador Felipe Kast del partido Evópoli (un partido de derecha, nota de redacción) dijo en la radio que la constitución va a permitir el aborto hasta los nueve meses. Está mintiendo descaradamente. Y así es todos los días. Es una guerra psicológica.

¿Cuál es su perspectiva hacia el plebiscito? ¿Qué es lo que esperan?

Nuestra apuesta es movilizar a las bases. Esperamos que en estos dos meses que quedan haya una gran movilización social. La gente que ha estado tradicionalmente organizada, los sindicatos, Modatima, las verdaderas redes sociales, que existen, no las que están inventando ahora. Era difícil hacer campaña antes de que el texto estuviera listo. No podíamos decir “si, está todo bien” si nos faltaban cosas por votar. La derecha empezó desde antes a decir que estaba todo mal.

Ahora hay un proceso donde hay que informar a la gente, hay que ir a las calles y a los territorios. Para la campaña, las zonas más importantes son las comunas más populares de Santiago donde se concentra la mayor cantidad de votos. Yo vivo en la Araucanía, pero ahora estoy en Santiago. Por la campaña voy a estar en los dos lugares.  Para llegar a las zonas rurales, lo más certero es por la radio.

¿Créen que se va a aprobar la nueva constitución?

En Chile hay mucha gente de derecha, pero en verdad la votación histórica, el plebiscito de salida de Pinochet, fue aproximadamente un 60 por ciento para la izquierda y un 40 por ciento para la derecha, y ahora con Boric fue la misma proporción. La apuesta es movilizar a esta gente. Hay un gran centro de indecisos que todavía no sabe qué va a votar y nosotros creemos que cuando vean el contenido de la constitución esas personas van a darnos su aporte. Pero nos queda muy poco tiempo y tenemos poca plata.

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