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Narlis Guzmán Angulo
es activista ambiental y de derechos humanos del corregimiento La Sierra del municipio de Chriguaná en el departamento Cesar, Colombia. Es parte del colectivo “mujeres guerreras” que lucha contra las minerías de carbón a cielo abierto y contra el monocultivo de los terratenientes. (Foto: privat)
¿Cuándo empezaron a sentir los primeros efectos de la pandemia en su región, y cuáles fueron?
Al comienzo, la gente en mi territorio no le prestaba mucha atención. No lo tomaba en serio porque pensaban que era algún cuento, que no era tan complicado. Pero a medida que a Colombia le empezaron a llegar tantos casos de Coronavirus y que se empezó a difundir por todos los medios lo peligroso que es esa enfermedad, todo el mundo incluso mi pequeño pueblo empezó a emperiscarse. Se cerraron las vías de acceso al pueblo. Es una enfermedad que nos tiene muy preocupados. No tenemos ningún caso de coronavirus aquí y Cesar tiene 35 casos [dato de mediados de abril 2020, nota de la redacción]. Eso no quiere decir que no nos esté afectando la Pandemia. Un problema muy grande es que estamos desempleados. Hay gente que no tiene nada de dar de comer a sus hijos. A la pandemia también tenemos que sumarle que tenemos agua que no es apta para el consumo, que nos esta generando conjuntivitis y también infecciones en la piel. Por lo general, nosotros somos campesinos. Una fuerte brisa vino y nos destruyó nuestras parcelas y productos como plátanos o mafufo. Todo eso nos ha generado mucha carencia.
¿Qué relación tiene la minería con los problemas que están enfrentando ustedes en la crisis del Coronavirus?
Como pueblo del corredor minero no hemos tenido ninguna clase de beneficios. Sus regalías no son repartidas. Nosotros vivimos en una miseria absoluta. No hay ni siquiera un puesto de salud, no hay agua potable, no tenemos gas natural. Mientras que no tengamos fuente de empleo, la misera va a seguir estando. Las minerías nunca han estado al tanto de nuestras problemáticas, ni siquiera en estos momentos difíciles.
¿La gente en las minas sigue trabajando?
Los trabajadores en las minas están laburando, no de la misma manera, pero algunos siguen. Algunas comunidades más cercanas a las minas han intentado parar la entrada y la salida de los buses. Eso generó mucho conflicto en el territorio. No se paró el tránsito, pero se disminuyó.
Las minas en el departamento Cesar pertenecen a grandes empresas como Drummond o Glencore. ¿Cómo reaccionan las empresas mineras a esa crisis? ¿Qué dicen al respecto de los problemas de su pueblo?
A las empresas nunca les ha interesado enfrentar las problemáticas de las comunidades. Dicen que el Estado, según la nueva ley, les permite laburar. Siguen laburando sin importarles las diferentes problemáticas que hay en la comunidad, ni siquiera las que se han generado en los empleados, ni en las de la población.
¿Cómo es la atención médica? ¿Hay personal médico suficiente?
La atención medica es muy mala. De La Sierra tenemos que ir a Chiriguaná para ser atendidos. Teníamos un hospital de tercer nivel, pero debido a la politiquería perdimos nuestro hospital. En la lucha, en nuestra defensa para proteger el hospital el ESMAD [Escuadrón Móvil Antidisturbios, nota de la redacción] fue asesinado un líder de nuestra comunidad. Hoy se dice que se está recuperando el hospital, pero todavía no, según el alcalde tiene acondicionadas 20 camas y un sitio para UCI [unidad de cuidados intensivos, nota de la redacción]. Pero en realidad, no tenemos esa cantidad de especialistas y médicos profesionales y tampoco tenemos el hospital tan bien dotado como antes. Nuestra salud es pésima. Si necesitamos ver a un especialista nos toca ir a cualquiera de las ciudades, lo que es muy complicado y nos cuesta tres horas o más.
¿Cómo imagina que va a seguir esta situación?
La cuarentena se extendió hasta el 12 de mayo. La pandemia está en su peor crisis. No se están dando a las comunidades las ayudas. Por lo menos nosotros que vivimos en un corredor minero pensamos que íbamos a tener la ayuda suficiente para subsistir esta pandemia, pero no, resulta que la ayuda alimentaria no cubre ni siquiera 60 mil pesos. En mi caso somos once personas, ¿qué podemos hacer con una ayuda de 60 mil pesos? Es muy difícil. La gente por no morirse de hambre va a querer trabajar, exponiendo su vida para no dejar morir a su familia. En nuestro territorio va a sifgnificar muchas muertes, incluso sólo por la miseria. Ya hoy, las familias no tienen nada de comer para sus hijos. Es muy complicada la situación.
La organización latino-alemana Red de Iniciativas Comunitarias (RICO e.V.) quiere establecer estructuras a largo plazo para el tiempo pos-carbón en las regiones colombianas que se ven afectadas por la minería. Su comuna es una de las que RICO e.V. ayuda con una campaña de recolección de fondos. ¿De qué tipo de proyecto se trata?
No solamente tenemos la problemática de la pandemia, sino también la del agua que nos genera infecciones y conjuntivitis. De ahí nace el proyecto de unos filtros manuales. A través del proyecto de RICO están recogiendo unos fondos para donarnos 200 filtros manuales para nuestra población. Sabemos que 200 filtros no alcanzan para todos pero por lo menos podemos solventar la situación de las personas más vulnerables.
¿Cómo imagina el futuro de su pueblo sin minería? ¿Sería posible?
A mí y a mis “mujeres guerreras” nos gustaría que fuera posible. Por naturaleza y por convicción somos completamente campesinos. Nos gustaría comernos nuestros productos sanos sin contaminación. Tenemos todos los motivos del mundo para que se cierre la minería. La Sierra es un pueblo muy pequeño, sin embargo, hemos tenido siete casos de malformaciones genéticas. Eso lo atribuimos a la minería. A nosotros nos gustaría vivir como vivían nuestros ancestros, cultivando sus productos y consumiendo lo que producen, que no nos genere ninguna enfermedad ni se mate a nadie, ni mucho menos mate a nuestro ambiente, lo que hoy vemos por causa de la minería. La minería que nos ha generado una cantidad de problemas: la prostitución infantil, la drogadicción, el desempleo, la corrupción política, el encarecimiento de la canasta familiar, las fuentes hídricas secas, las contaminación ambiental, desplazados, desaparecidos, muertos. Recuperar un espacio tranquilo, de paz, como el que teníamos sería un gran privilegio. Sabemos que está difícil, pero de igual manera nosotros siempre vamos a estar aquí resistiendo en el territorio. No se lo vamos a dejar muy fácil.