„Taucht ein in Musik, Tanz und Talent“

Design: Andrés Escobar

Was ist „Berlin en Salsa“ und wie entstand die Idee für dieses Festival?
In einer Zeit, in der viele von uns weltweit mit schwierigen Situationen konfrontiert sind, entstand der Traum, Räume zu schaffen, die auf Gemeinschaft und Solidarität basieren. Daraus wuchs das Bedürfnis, einen Ort zu schaffen, an dem wir Vielfalt feiern und die Bedeutung der Salsakultur in Berlin hervorheben können. Ich habe das Gefühl, dass alle Menschen, die sich am Festival beteiligen, diese Idee teilen. Das zeigt sich im Teamgeist und in der Vielfalt, die diese Salsakultur ausmacht. So konnten wir verschiedene Schallplattensammler*innen, professionelle Tänzer*innen, DJs und Musiker*innen zusammenbringen. Die Idee entstand zwischen Pascal, auch bekannt als El Melómano Alemán, Pablo, dessen Künstlername El Vago ist, und Jessi, einer professionellen Salsatänzerin aus Cali, Kolumbien. Schon bei ihrem ersten Treffen stellten sie fest, dass jede*r von ihnen einen anderen Zugang zur Salsa hat. Daraus entstand eine breite Diskussion über die Vielfalt der Szene. Aus diesem Gespräch wuchs nach und nach ein gemeinsamer Traum, zu dem weitere Menschen dazukamen. Pablo sprach mich an und ich fing an zu überlegen, wer noch etwas beitragen könnte.

Was würdest du sagen, unterscheidet „Berlin en Salsa“ von anderen Salsa- oder lateinamerikanischen Veranstaltungen in Berlin?
Etwas Besonderes an diesem Festival ist, dass es komplett kostenlos ist. Jede Person kann teilnehmen, unabhängig davon, woher sie kommt. Es handelt sich um ein gemeinschaftliches Projekt, das kollektiv organisiert wird und getragen wird vom Zusammenhalt und dem Engagement aller Beteiligten. Das, was wir tun, ist nicht kommerziell und hebt damit unseren sozialen Einsatz hervor. Besonders ist auch, dass das Festival nicht nur Plattensammler*innen mit ihren DJ-Sets zusammenbringt, sondern ein beeindruckend vielfältiges Programm rund um die Salsakultur bietet.

Was sind die Hauptaktivitäten des Festivals?
Das Publikum hat die Möglichkeit, nicht nur DJ-Sets und Musik von Schallplattenammler*innen zu hören, sondern auch an Gesprächen über Salsa teilzunehmen. Dort erwarten sie spannende Einblicke in die Geschichte und die Ursprünge der Musik. Sechs lokale Salsabands aus Berlin live werden auftreten. Es gibt außerdem Percussion- und Tanzkurse, die allen Interessierten den Zugang zu diesen Ausdrucksformen ermöglichen sollen.
Ein weiteres Highlight ist die Teilnahme des berühmten Druckkollektivs La Linterna (dt.: Die Laterne) aus Cali am Festival. Ihre Europatournee fällt zeitlich mit unserem Termin zusammen und deshalb werden sie mit einem Stand dabei sein, an dem sie ihre originalen Salsa-Poster aus ihrer Heimatstadt verkaufen werden.

Das Festival beschreibt sich als offen und inklusiv. Wie zeigt sich dieser Anspruch in der Organisation?
Zugänglichkeit ist einer der Aspekte, in denen sich das sehr klar widerspiegelt. Die Inklusivität ist schon in der Grundidee des Festivals verankert: Es geht darum, Vielfalt zu feiern und uns durch unsere Unterschiede als Gemeinschaft zu verbinden.

Welche Ziele habt ihr euch für diese erste Ausgabe gesetzt? Gibt es bereits eine Vision für die Zukunft des Festivals?
Wir hoffen, das Festival jedes Jahr organisieren zu können. Wir wünschen uns noch mehr Kooperationen, mehr Menschen und mehr Künstler*innen die sich anschließen. Auch möchten wir dem Konzept noch mehr Gestalt geben.
Trotz anfänglicher Unsicherheit setzen wir in dieser ersten Ausgabe alles auf eine Karte. Um das Potenzial des Projekts zu testen, haben wir zwei sogenannte Descargas organisiert, die eine Art Warm-up für das Festival waren. Zum Glück waren beide ein voller Erfolg, was uns zeigt, dass eine jährliche Ausgabe möglich ist.
Wir wünschen uns auch, dass das Festival einen Raum für Reflexion schafft – sowohl für die Salsa-Community als auch für die lateinamerikanische Gemeinschaft. Ein Raum, in dem wichtige Themen wie Kultur, Identität und Respekt offen besprochen werden.
Deshalb laden wir alle herzlich zum Festival „Berlin en Salsa“ am 19. und 20. Juli ein. Kommt vorbei, taucht ein in die Musik, den Tanz und das Talent aller Mitwirkenden. Ich bin mir sicher, dass an diesen beiden Tagen eine ganz besondere Energie spürbar sein wird. Das Festival richtet sich an die ganze Familie und ist für alle Altersgruppen zugänglich. Es wird einen Familienbereich, ein Awareness-Team, viele Freiwillige und ein engagiertes Koordinationsteam geben, das dafür sorgt, dass sich alle wohlfühlen.
Kommt und feiert mit uns!

Weitere Infos:

Instagram: @berlinensalsa

Spenden über Paypal

Zum Reinhören (Spotify): Berlin en Salsa


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“Necesitamos ponernos en el radar del mundo”

Für die deutschsprachige Version hier klicken

„No dejen de bailar.“ El proyecto Yo Me Entacono de Miguel Ferrerossa da visibilidad a los cuerpos queers y feminizados en el mundo de la salsa. (Foto: Miguel Ferrerossa)

¿Cuándo empezaste a bailar profesionalmente y qué te llevó a fundar Yo me Entacono?
Yo comencé a bailar en una escuela de baile en el año 2013. Inicié en un barrio, el Distrito de Aguablanca, que es un sector donde salimos casi todos los bailarines del oriente de la ciudad. Es lindo porque el baile es un proceso social para arrebatarle los jóvenes a la violencia, a tantos problemas que tenemos quienes vivimos en la periferia de Cali.

Desde que yo inicié, yo ya tenía un estilo personal femenino, muy feminizado, y eso no encajaba mucho con los cánones de la danza dentro de las escuelas de Cali. Siempre me decían: “Eres muy bueno bailando como mujer, pero tienes que aprender a bailar como hombre”. Había una lucha constante entre qué significa ser hombre y qué significa ser mujer a través del cuerpo, a través de la danza. Yo tenía que personificar lo masculino. Tuve que hacer constantemente ese ejercicio porque era lo que la escuela me exigía. Fue un poco de crisis psicológica. Porque hay un proceso de identidad con 17 años: estás todavía intentando encontrarte. Una de las cosas que más me he cuestionado y que todavía sigo intentando entender era cómo yo tenía que personificar esa masculinidad y cómo personificaba esa feminidad, porque para mí eso nunca significó ser femenino si no ser yo, esa era mi energía, lo que yo sentía.

Desde esa experiencia tan personal se crea Yo Me Entacono en el 2019. Cuando empecé a bailar, yo veía a las chicas bailando en tacones, y dije: “Quiero bailar en tacones, me encantaría ver mi cuerpo en tacones, no sé por qué.”

¿Podrías contarnos más sobre tu proyecto con el que estás de gira por Europa?
El proyecto da visibilidad a cuerpos feminizados a través de la salsa, a través del tacón. La idea siempre inicia conmigo, con mi cuerpo. Estoy exponiendo mi cuerpo en espacios totalmente machistas, porque como sabemos, la salsa tiene unos valores demasiado fuertes y unas estructuras sociales muy marcadas sobre lo que significa ser hombre y ser mujer. Cuando te sales un poco de esta regla, hay una lucha constante.

La creación de Yo Me Entacono ha sido un proceso con mi propio cuerpo, pero también se está creando una comunidad. Crear una comunidad y una red de apoyo, no solamente entre personas queers, ha sido el proyecto desde el inicio. Cuando hablo de cuerpos feminizados, hablo de cuerpos que no representan lo masculino. Entonces somos todos los que simplemente no representamos el blanco y el masculino siempre vamos a tener una lucha constante. Y creo que la salsa puede estar involucrada en este proceso. El proyecto ha tenido muchos desafíos porque el hecho de ser algo tan nuevo y tan innovador tiende a ser también demasiado transgresor para la misma industria de la salsa, pero aquí estamos todavía.

Letztes Jahr hast du Yo Me Entacono auf einem Wettkampf in Medellín repräsentiert und den zweiten Platz belegt. Wie kam es dazu und was hat dieses Erlebnis für dich und das Projekt bedeutet?El año pasado representaste a Yo me Entacono en un concurso en Medellín y quedaste en segundo lugar. ¿Qué significó esta experiencia para ti y para el proyecto?
En el 2022 tuve una crisis de salud y dije: “Si no bailo ahora, mis planes nunca van a suceder”. Entonces quería competir. Dije: “Voy a hacer lo posible para bailar en una categoría masculina como solista. Al que le guste, bien, y al que no, también”. Fui un poco rebelde. Encontré la tutoría de Xiomar Rivas. Y ella me dijo: “Lo podemos hacer, vamos a hacerlo”. Obviamente había dudas.

En la salsa siempre hay formas de hacer el paso masculino y formas de hacerlo femenino; formas de describir lo que es lo uno y lo otro. Y yo estaba ahí, en una categoría masculina, en tacones, con un vestuario que tampoco representaba lo masculino. Y pues claro, todo eso es un reto. Algo que fue lindo y que va a ser muy duradero es que pude competir dentro de mi país y haber quedado en el segundo lugar de un pódium masculino estando en tacones, después de tantas dudas. No tengo ningún tipo de ejemplos en la salsa, ¿me entiendes? Es que, tenemos muchos chicos que están haciendo sus propuestas con tacones alrededor del mundo y los veo también como inspiración. Pero no había nadie que estuviera compitiendo, nadie que se lanzara a hacer tal exposición de tal grado. Eso también va a ser histórico para una población LGTBI en Colombia que ha luchado mucho por ese tipo de espacios. Creo que los jurados vieron el valor de la propuesta. Entendían un poco más lo que yo estaba intentando transmitir. Y creo que la experiencia llevó a otro nivel el proyecto.

¿Quién le ha apoyado a lo largo del camino? ¿De dónde saca la energía para que el proyecto siga adelante?
Era un proceso de vínculos, pero el común denominador siempre han sido las mujeres. Las mujeres son las que siempre me han dado apoyo. Las mujeres son las que han podido empatizar con lo que yo estoy viviendo, porque saben lo duro que es no representar lo masculino. Las mujeres te cobijan: a mí siempre me han hecho sentir que pertenezco. Eso es algo que tiene mucho valor en momentos fuertes que uno puede vivir dentro de la población LGTBI. Yo nunca siento que puedo pertenecer a la población LGTBI por ser tan femenino. Eso significa una lucha constante dónde estás intentando encontrarte en el proceso. Y cuando llegan estas mujeres y te cobijan, te abrazan, te dan casa, te dan comida, te dan un espacio, te permite ver lo bonito y bello que ha pasado durante el proceso.

Llevas desde abril viajando por Europa con Yo Me Entacono, en Berlín, Londres y París. ¿Qué experiencias has vivido aquí, qué significa para ti viajar con tu proyecto?
Lo que está buscando el proyecto es que se visibilice la situación de las personas LGTBI en el mundo. Los retos siempre se están presentando. Lo más difícil de todo es lidiar con la ignorancia de la gente. A veces no me cabe en la cabeza cómo te quieren atacar por simplemente existir. Me he encontrado con ataques homofóbicos en Berlín y en otros lugares de este viaje. Para mí es un reto salir a la calle porque me encuentro con la violencia. Yo llegué a Francia justamente cuando ha ganado la extrema derecha en las elecciones. Al final nunca estamos protegidos, al final nunca estamos seguros en la población LGTBI. En cualquier parte, en cualquier momento, algo puede cambiar de manera legislativa, pues eso también va a afectar directamente a nuestra salud mental y física. A través del arte y la danza se está buscando visibilizar todas estas historias porque es lo único que nos queda. O sea, si no nos mostramos, pues mucho más difícil va a ser que nos abran espacios. Necesitamos ponernos en el radar del mundo. Justamente eso.

¿Cómo ha influido el proyecto a su desarrollo personal como bailarín y como artista en general?
Todo ha sido un proceso muy personal. A través del proyecto puedo liberar un poco más mi cuerpo. Hasta el momento la transición es muy coherente con lo que ha pasado con mi cuerpo y con mi mentalidad. En el inicio mi outfit era un sombrero con una camisa blanca y un pantalón negro. Todo lo que representa como el vestuario masculino de la salsa. Ahora creo que es exactamente la forma contraria. Ahora muestra partes del cuerpo que no se deberían de mostrar ni para una mujer ni para nadie, porque seguramente es considerado vulgar o lo que sea. El proyecto hizo que yo haya tenido que romper muchos estigmas conmigo mismo. Tenía una idea masculinizada de mí, que me tocó también ir deconstruyendo porque no me sentía cómodo con ello. Y al final, los tacones. A pesar de que era un trabajo técnico porque había que trabajar la técnica, es una evolución personal a través de eso. Siempre que llevaba el cuerpo a un límite me he sentido mucho más cómodo con lo que puedo expresar entonces.

¿Qué planes tienes con Yo me Entacono? ¿Qué consejo te gustaría dar a las mujeres, a las personas queer y a cualquiera que sienta pasión por la danza?

Bailar fue lo que me sacó del barrio. Quiero seguir llevando el proyecto a otras partes del mundo. Yo siempre he planeado esto como mi forma de crear una comunidad para poder hacer arte de manera más completa, poder hacer música, poder actuar, poder hacer otras cosas.

Así que esa es la idea y la invitación a los que están viendo el proceso del baile y que se apasionan por esto: nunca lo dejen de hacer, más que todo a las mujeres que ven en esto un espacio para ser ellas mismas. De verdad me siento muy orgulloso de poder también tocar en algún momento su proceso. Siempre hemos hablado de la danza como algo que nos funciona a nivel social, pero creo que tiene mucho más trasfondo metafísico. De ahí es donde se unen las almas y se une todo lo que nos representa como humanidad para celebrar la vida. Sigan bailando. En este momento, para mí, la danza es mantenerse vivo.


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„Wir müssen dafür sorgen, dass die Welt uns sieht!“

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„Hört nicht auf zu tanzen!“ Ferrerossas Projekt Yo Me Entacono schafft mehr Sichtbarkeit für queere Körper im Salsa-Tanz (Foto: Miguel Ferrerossa)

Wann hast du angefangen, professionell zu tanzen und was hat dich dazu gebracht, Yo Me Entacono zu gründen?
2013 habe ich begonnen, in einer Tanzschule in Cali zu tanzen. In Aguablanca, einem Viertel im Osten der Stadt, aus dem viele Tänzer kommen. Das Schöne daran ist, dass Tanzen etwas Soziales ist, das die jungen Menschen von der Gewalt und von anderen Problemen fernhält, die wir haben, wenn wir am Stadtrand aufwachsen.
Als ich angefangen habe zu tanzen, hatte ich bereits meinen eigenen, sehr femininen Stil und das hat nicht gut in die Vorstellungen der Tanzschulen gepasst. Mir wurde immer gesagt „Als Frau tanzt du sehr gut, aber du musst lernen wie ein Mann zu tanzen.” In Verbindung mit dem Tanzen und dem eigenen Körper gab es eine konstante Auseinandersetzung darüber, was es bedeutet Mann und was es bedeutet Frau zu sein. Ich sollte üben, das Maskuline zu repräsentieren, das hat die Schule von mir verlangt. Das löste eine Art mentale Krise in mir aus, denn mit 17 Jahren befindet man sich noch in einem Prozess, in dem man versucht, die eigene Identität zu finden. Bis heute fällt es mir sehr schwer zu verstehen, wie ich diese Männlichkeit verkörpern sollte. Ich habe mich auch gefragt, was es bedeutet, Weiblichkeit zu verkörpern. Mir ging es nie darum weiblich zu sein, sondern ich selbst zu sein, das war die Energie, die ich gespürt habe. Ich habe Frauen gesehen, die mit hohen Schuhen getanzt haben und gedacht „Ich möchte meinen Körper in High Heels tanzen sehen, ich weiß nicht warum.” Aus diesem sehr persönlichen Prozess heraus ist Yo Me Entacono entstanden. Das Projekt habe ich 2019 gegründet.

Erzähl uns ein bisschen mehr über dein Projekt, mit dem du gerade auch in Europa unterwegs bist.
Die Idee hinter dem Projekt ist es, weiblich gelesene Körper sichtbar zu machen – in Verbindung mit Salsa und High Heels. Die Idee begann mit mir und meinem Körper. Ich zeige meinen Körper in sehr machistischen Räumen, denn in der Salsaszene gibt es soziale Strukturen, die sehr stark dadurch definiert sind, was es bedeutet Mann oder Frau zu sein. Wenn du nicht in dieses Muster hineinpasst, befindest du dich in einem ständigen Kampf.

Letztes Jahr hast du Yo Me Entacono auf einem Wettkampf in Medellín repräsentiert und den zweiten Platz belegt. Wie kam es dazu und was hat dieses Erlebnis für dich und das Projekt bedeutet?
2022 ging es mir gesundheitlich nicht gut und da habe ich mir gesagt „Wenn ich jetzt nicht tanze, werden meine Pläne nie Realität werden.” Ich wollte an einem Wettkampf teilnehmen und hatte die Idee, als Solist in der männlichen Kategorie aufzutreten. Ich habe mir gesagt „Wenn es den Leuten gefällt, ist es gut, wenn es den Leuten nicht gefällt, ist es auch gut.” Meine Tutorin, die Tänzerin Xiomar Rivas, hat zu mir gesagt: „Wir können das machen, wir werden das machen.” Natürlich hatte ich Zweifel. Beim Salsatanzen gibt es immer Möglichkeiten den Schritt feminin oder maskulin auszuführen, die Möglichkeit zu beschreiben, was das eine und was das andere ist. Und da war ich, in der männlichen Kategorie, mit High Heels und einem Outfit, das ebenfalls nicht männlich gelesen wird. Die Tatsache, dass ich in dieser Kategorie den zweiten Platz belegt habe, ist von historischer Bedeutung für die LGBTQ+-Bewegung, die sich in Kolumbien solche Räume lange erkämpfen musste. In meinem eigenen Land an diesem Wettbewerb teilnehmen zu können, war sehr besonders. Vor allem nach all den Zweifeln, die ich hatte. Es gab keine Vorbilder, denen ich folgen konnte. Es gibt andere Tänzer, die auf High Heels tanzen und die mich inspirieren, aber niemanden, der an so einem Wettbewerb teilgenommen hat. Ich glaube auch, dass die Jury den Wert meiner Teilnahme erkannt hat, dass sie begonnen hat zu verstehen, was ich rüberbringen wollte. Das hat das Projekt auf ein anderes Level angehoben.

Wer hat dich auf deinem Weg unterstützt, woher nimmst du die Energie, das Projekt aufrecht­zuerhalten?
Das sind verschiedene Faktoren, aber der gemeinsame Nenner waren immer Frauen. Es waren immer Frauen, die mich unterstützt haben, die Empathie gezeigt haben, für das, was ich durchmache. Woran das liegt? Frauen wissen, wie schwer es ist, nicht das Maskuline zu repräsentieren. Frauen haben mir immer das Gefühl gegeben, dazuzugehören. Das ist etwas sehr Wertvolles. Es gibt auch schwierige Momente, die man innerhalb der LGBTQ+-Community erlebt. Ich habe oft das Gefühl nicht dazuzugehören, weil ich so feminin bin. Aber es gab oft diese Frauen, die dich zudecken, die dich umarmen, die dir ein Dach über dem Kopf und etwas zu essen geben. Das erlaubt dir die schönen Dinge zu sehen, die dir im Prozess widerfahren sind.

Seit April bist du mit Yo Me Entacono in Europa unterwegs, in Berlin, London und Paris. Welche Erfahrungen hast du dort gemacht, was bedeutet es für dich, mit deinem Projekt unterwegs zu sein?
Das Projekt soll Sichtbarkeit für die LGBTQ+-Bevölkerung auf der ganzen Welt schaffen. Das ist kein einfacher Prozess. Das Schwierigste ist es, mit der Ignoranz der Leute klarzukommen. Manchmal will es nicht in meinen Kopf, dass es Leute gibt, die dich angreifen wollen, einfach nur weil du existierst. Ich habe in Berlin homophobe Gewalt erlebt, sowie an verschiedenen Orten der Welt. Für mich ist es eine Herausforderung, auf die Straße zu gehen, weil mir Gewalt begegnet. Ich bin in Frankreich angekommen, als die extreme Rechte gerade die Wahlen gewonnen hatte. Das zeigt auch, dass wir als queere Menschen nirgendwo sicher sind. Auf gesetzlicher Ebene kann sich jederzeit etwas ändern. Das wird direkt unsere mentale und körperliche Gesundheit betreffen. Durch die Kunst und durch den Tanz versucht das Projekt, diese Geschichten sichtbar zu machen, weil es das Einzige ist, was uns bleibt. Je weniger wir uns zeigen, desto schwieriger wird es, andere Räume für uns zu öffnen. Wir müssen dafür sorgen, dass die Welt uns sieht. Darum geht es.

Wie hat sich das Projekt auf deine persönliche Entwicklung als Tänzer und als Künstler allgemein ausgewirkt?
Es war ein sehr persönlicher Prozess. Das Projekt erlaubt es mir, meinen Körper Schritt für Schritt zu befreien. Diese Entwicklung geht Hand in Hand mit meiner Mentalität. Am Anfang trug ich einen Hut, ein weißes Hemd und eine schwarze Hose. All das, was Teil der männlichen Kleidung in der Salsawelt ist. Jetzt ist es das komplette Gegenteil. Ich zeige Teile meines Körpers, die du weder als Frau noch als Mann zeigen solltest, wenn du nicht als vulgär bezeichnet werden möchtest. Das Projekt hat dazu beigetragen, dass ich viele Vorurteile für mich selbst brechen musste. Ich hatte eine sehr maskulinisierte Vorstellung von mir, die ich abbauen musste, weil ich mich damit nicht wohl fühlte. Und dann kamen die High Heels dazu. Zum einen musste ich die richtige Technik erlernen, gleichzeitig war das aber auch eine persönliche Entwicklung. Jedes Mal, wenn ich meinen Körper an seine Grenzen brachte, begann ich, mich wohler zu fühlen, mit dem, was ich danach ausdrücken konnte.

Welche Pläne hast du mit Yo me Entacono? Welche Ratschläge möchtest du Frauen und Queers und allen Personen, die sich fürs Tanzen begeistern, mit auf den Weg geben?
Tanzen war das, was mich aus meinem Viertel herausgeholt hat. Ich möchte das mit Yo Me Entacono weiter in andere Teile der Welt tragen. Ich wollte immer eine Gemeinschaft schaffen, um das Projekt weiterzuentwickeln, um Musik machen zu können oder zu schauspielern. Allen, die eine Leidenschaft für das Tanzen haben, möchte ich sagen, dass sie nie damit aufhören sollen – besonders all die Frauen, die darin einen Raum sehen, in dem sie sie selbst sein können. Ich bin stolz darauf, wenn ich ein Teil ihres Prozesses sein kann. Ich glaube, Tanzen hat nicht nur eine soziale Funktion, sondern auch eine metaphysische Ebene. Ich glaube, dass sich dort alles vereint, was uns als Menschen verbindet, um das Leben zu feiern. In diesem Moment ist Tanzen das, was mich am Leben hält. Hört nicht auf zu tanzen!


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STILVOLL STEPPEN IN SCHWARZ-WEIß

Wer gewinnt, muss aufhören. Das ist eines der ehernen Gesetze beim Malambo, einem dem Flamenco nicht unähnlichen Tanz aus Argentinien, der völlig ohne Gesang auskommt und ausschließlich von Männern praktiziert wird. Einmal im Jahr findet ein großer Wettbewerb statt. Der Sieger erntet großen Ruhm, darf danach aber nie mehr bei Turnieren antreten, sondern nur noch andere Tänzer anleiten und ausbilden.

Auch Gaspar träumt den großen Traum, den Wettbewerb der besten Malambistas zu gewinnen. Aber seine Voraussetzungen sind schlechter als bei seinen Konkurrenten: Er hat hartnäckige Rückenschmerzen und das beeinträchtigt ihn beim Üben für die körperlich sehr anspruchsvolle Performance unter Anleitung seines extrem fordernden Trainers Fernando sehr. Deshalb ordnet Gaspar alles seinem großen Traum unter. Er trainiert wie ein Verrückter, schwimmt und macht Wärmebehandlungen, um die Schmerzen in den Griff zu bekommen. Er ignoriert sogar Flirtversuche seiner Physiotherapeutin. Doch seine Verbissenheit und sein Hass auf den Gegner, der ihn beim letzten Turnier besiegt hat, sind für seine Ziele nicht nur förderlich.

Malambo – El Hombre Bueno ist eine sauber und mit viel Herz erzählte Charakterstudie. In stilvollen Schwarz-Weiß-Bildern bleibt der Film sehr dicht an seinem zutiefst sympathischen Protagonisten Gaspar, seinen Zweifeln und Hoffnungen. Obwohl der Hauptdarsteller Gaspar Jofré auch im wirklichen Leben Malambista ist, ist der Film keine Dokumentation. Trotzdem wird ein interessantes und faszinierendes Bild des hierzulande ziemlich unbekannten Tanzes vermittelt – viele schick anzusehende Tanzszenen inklusive. Regisseur Santiago Loza sagt zwar: „Ich mache Filme mit meinen Freunden und für meine Freunde!“ – in diesem Fall könnte es ihm aber außerdem glücken, auch ein weit entferntes Publikum für ein außerhalb Argentiniens weitgehend unbekanntes Phänomen zu interessieren. Sein Beitrag gehört dadurch genau zu der Art von Filmen, wegen derer Filmfestivals wie die Berlinale ursprünglich erfunden wurden.

Malambo – El Hombre Bueno lief auf der Berlinale 2018 in der Kategorie Panorama.


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