Y UN PEQUEÑO MILAGRO CADA MES

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Foto: Jan-Holger Hennies

Era un soleado día de mayo de 1973 cuando quince o veinte jóvenes, todos ellos recién llegados a Alemania del agitado clima político chileno, se reunieron en un prado verde bajo un cerezo en Hessen para pensar juntos cómo ayudar al pueblo chileno, que atravesaba una difícil situación, y al Gobierno de la Unidad Popular, mediante información educativa (¿conferencias, artículos?) y apoyo práctico (¿bicicletas, por ejemplo?). El ambiente era positivo, incluso optimista, teniendo en cuenta las malas noticias que llegaban en su mayoría del otro lado del Océano Atlántico: asesinatos políticos organizados por grupos de extrema derecha, la inflación en rápido aumento, la escasez de suministros en todas partes. Sin embargo, el grupo estaba animado y no se imaginaba que el “experimento “, una profunda agitación política y social mediante un Gobierno electo, pudiera fracasar. Así se fundó el comité “Solidaridad con Chile”, cuya tarea principal era organizar ayuda práctica para las personas pasando aún más hambre durante el invierno chileno. Más para la comunicación interna del círculo que para la educación de la sociedad alemana occidental, se decidió compilar, cada 14 días, unas páginas con las informaciones más importantes sobre Chile y consejos en cuestiones prácticas. Los textos breves debían recopilarse “primero” en Berlín (Occidental).

Los comienzos

El momento había llegado: el 28 de junio de 1973, un jueves, como ocurriría de allí en adelante. A las siete de la tarde, seis —¿o siete?— personas se reunieron y planificaron el contenido de las páginas del primer número de la revista: comenzando con un breve informe “Sobre los acontecimientos en Chile”, seguido por referencias a materiales informativos, eventos, etcétera; y al fin de la página, también los nombres y direcciones de los implicados. Después de la sopa de frijol, que durante meses se convirtió en un elemento fijo de la tarde de producción, pusimos manos a la obra y, al cabo de tres horas, todos los textos estaban escritos y cuidadosamente mecanografiados en siete matrices Ormig. La noticia del intento fallido de golpe de Estado el día anterior en Chile apenas pudo acomodarse. A la mañana siguiente, se hicieron 50 copias de cada matriz, se clasificaron, se metieron en sobres y se llevaron a correos. Además de los miembros del comité, se pidieron donativos a algunos amigos para sufragar los gastos de producción, que se recibieron rápida y abundantemente.

La noticia de la existencia de esta fuente de información se extendió rápidamente, y en el quinto número —dos meses más tarde— hubo que retirar 200 ejemplares de las matrices para satisfacer la demanda. Pero eso era lo máximo que las matrices podían producir en aquel momento.

El número de involucrados también aumentó con rapidez. Pronto acudieron a ayudar diez, quince, veinte personas interesadas. Se hizo necesaria una reunión adicional el jueves, que hasta ese entonces había sido el día “libre”, para preparar el siguiente número. Por supuesto, todos en nuestras filas estaban convencidos de que la protección constitucional estaba implicada; no obstante, los nombres de los implicados se imprimieron valientemente. Los participantes chilenos en el Festival Mundial de la Juventud en Berlín (Oriental) debían recibir algunos ejemplares del número 3, pero la Policía Popular del paso fronterizo de la calle Heinrich-Heine estuvo vigilante y confiscó el pequeño folleto informativo tras un largo control del contenido. En el viaje de vuelta, los ejemplares fueron devueltos, porque la Policía Popular tampoco los quería como regalo.

Un intento de organizar un evento informativo en Berlín Occidental con la gente de Chile del festival fracasó porque esto sólo habría sido posible en conjunto con la FDJW (la Juventud Alemana Libre de Berlín Occidental), que impuso como condición que en el evento no se hubiera espacio de discusión: “Mejor ningún evento que uno descontrolado”.

Cualquiera que lea hoy los textos de los cinco primeros números de CHILE-NACHRICHTEN comprobará que estos muestran con toda claridad la inevitabilidad de un golpe de Estado de la derecha en Chile. Esto no fue intencionado, al contrario. Al discutir y escribir, todo el mundo era más o menos optimista de que todavía se podía cambiar la marea. Parecía demasiado escandaloso que el mundo se atreviera a tolerar un golpe contra un Gobierno electo.

La conmoción fue aún mayor cuando el golpe se produjo finalmente el 11 de septiembre de 1973. Para CHILE NACHRICHTEN esto significó de inmediato un fuerte aumento de la demanda y el procesamiento de más noticias, informaciones, manifestaciones de solidaridad. Ahora había que imprimir bien. En noviembre, la tirada era ya de 6000 ejemplares, cuya producción no supuso ningún problema financiero gracias a las ricas donaciones. El número 10 se publicó con un alcance considerablemente mayor; un amigo inglés llamó desde Londres durante una reunión editorial posterior: “¡Están locos! ¡Sesenta páginas!”Muy pronto, a finales de 1973, quedó claro que el calendario de publicación quincenal no podía mantenerse. La pequeña revista, cada vez más densa y pronto ampliada con números especiales —inicialmente gratuitos— con fines de documentación, sólo podía publicarse mensualmente. El estudio, la enseñanza, la investigación, la actuación, en resumen: la vida normal no podía subordinarse por completo al trabajo en la revista.

El archivo

A medida que los apartamentos de los y las integrantes de la redacción se llenaban de documentos importantes que nadie quería desechar, surgió la necesidad de construir un archivo. Esto no habría sido posible sin el apoyo y la infraestructura de la Comunidad de Estudiantes Evangélicos de la Universidad Técnica de Berlín.  En torno al archivo se fundaría pronto como asociación sin fines de lucro el Centro de Investigación y Documentación Chile-Latinoamérica (FDCL), que fue ampliando sus actividades con el tiempo. Cuanto más clara se volvían las violaciones a derechos humanos de la junta militar, sobre el carácter criminal del régimen de Pinochet mismo, sobre la imprudente política económica de los Chicago Boys y sobre las relativamente buenas relaciones del régimen con importantes figuras de la política y economía de la República Federal de Alemania; las y los integrantes de la redacción reconocían el valor de su trabajo al servicio de la información y la solidaridad cada vez más.

Solidaridad creciente

Junto a las CHILE-NACHRICHTEN (¿o sobre ellas? ¿en torno a ellas?), surgió en Berlín Occidental, directamente después del golpe de Estado, el Chile-Komitee, desde donde se organizaron manifestaciones, protestas y acciones de apoyo para las personas refugiadas que llegaron a Berlín. No se olvida —pese a las duras negociaciones previas con los comunistas de Berlín occidental del Partido Socialista Unificado de Berlín Oeste (SEW)— la gran manifestación de 30 mil personas el 4 de noviembre de 1973. Tampoco se olvida cómo durante la Copa Mundial de Fútbol de 1974, durante el partido de Chile contra Alemania, una enorme bandera chilena ondeó en la cancha en el medio tiempo, con el mensaje “CHILE SÍ — JUNTA NO”. Desde luego, el Chile-Komitee también fue un espacio de arduos debates políticos, en los que las CHILE-NACHRICHTEN no solo recibieron elogios. Si bien los Jóvenes Socialistas, inicialmente muy involucrados, percibían a la revista con cierta generosidad paternal, los spontis consideraban a la redacción como poco radical y demandaban con frecuencia una mayor consideración de las corrientes revolucionarias en Chile, como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) —incluso cuando estas corrientes tenían poco o nada en común con los spontis. Para muchos miembros habría sido preferible que la revista se convirtiera formalmente en un órgano del Komitee pero, como ello habría implicado demasiado trabajo de control, la independencia de la redacción se mantuvo siempre. Fundamentalmente, la redacción estaba organizada de manera poco rígida y tan espontánea como el Komitee. La participación era absolutamente voluntaria y además anónima, puesto que nadie quería divulgar los nombres de miembros del equipo a la inteligencia chilena.

Conflictos ideológicos

Un miembro del Komitee abogaba incansablemente por agilizar el trabajo a partir de principios organizacionales claros. Sin embargo, este enviado oficial de la Liga contra el Imperialismo, una organización de fachada del Partido Comunista de Alemania (KPD) maoísta, no encontró simpatía hacia sus propuestas de elegir un consejo y establecer un secretariado. A los otros maoístas de la Liga Comunista de Alemania Occidental (KBW) se les ocurrió otra cosa. Enviaron a un camarada —le llamaremos Fritz— a la redacción de las CHILE-NACHRICHTEN, donde consiguió hacer amigos con diligencia y prudencia. Un día Fritz declaró que se ausentaría por tres semanas porque debía dedicarse a estudiar un documento. Tres semanas más tarde, trajo a otro camarada, y ambos asumieron la tarea de iluminar a la redacción en que las CHILE-NACHRICHTEN estaban objetivamente al servicio de la contrarrevolución, puesto que no seguían fielmente la línea de la República Popular China de apoyar al “tercer mundo” —incluido Pinochet— contra el imperialismo. Los dos enviados del KBW solicitaron sacar de la redacción a todo aquel que no quisiera seguir la línea correcta. Perdieron con dos votos contra 18, desaparecieron y no fueron vistos por un largo rato, hasta que Fritz —ya purgado hacía tiempo— apareció en un buen proyecto vecino del Mehringhof.

Caos constructivo

El trabajo de la redacción era algo descoordinado. Ya en aquel entonces, cada edición tenía una nueva coordinación. Sin embargo, por lo general, todo se mantenía abierto hasta el último minuto; por ello, ya en aquel tiempo, las noches de producción se extendían hasta altas horas de la madrugada.

Por un buen tiempo, lo más caótico fue la situación financiera. Tras el golpe de Estado en Chile, la revista recibió muchas suscripciones de individuos, grupos y librerías. Pero nadie tenía tiempo para ocuparse de las cuentas pendientes. La revista se encontraría pronto al borde de la ruina  —hasta que alguien tuvo la idea de llamar a las y los suscriptores a saldar sus deudas—. El excedente fue tal que la redacción decidió ofrecer una revista similar en idioma español a las personas refugiadas chilenas en Berlín Occidental para sus pares en Europa. Bajo el nombre “CHILE COMBATIENTE” y “SÍ, COMPAÑERO” se publicaron un par de ejemplares, hasta que conflictos partidarios dentro de los grupos de refugiados y refugiadas complicaron cada vez más el trabajo. El dinero tampoco habría alcanzado para mucho más.

A mediados de los setenta quedó claro que, si bien Chile representaba un caso especialmente flagrante de combinación de gobierno militar autoritario y políticas económicas ultraliberales, los demás países sudamericanos seguían cada vez más su ejemplo. En Uruguay, los militares habían asumido el poder casi simultáneamente. Brasil y Perú ya eran dictaduras militares.A más tardar con el golpe en Argentina en 1976 se hizo evidente que se trataba de  una tendencia generalizada que debía interesar a la redacción de las CHILE-NACHRICHTEN. Como resultado, se publicaban cada vez más artículos sobre los vecinos de Chile, hasta que eventualmente se encontraron ante la decisión de ampliar fundamentalmente tanto el contenido como el título de la revista. Como todos los cambios fundamentales en la historia de la publicación, la discusión al respecto fue intensa; pero con el número 51, y con el inicio del quinto año de publicación en el verano de 1977, el momento había llegado. A partir de ese momento, la revista se llamaría LATEINAMERIKA NACHRICHTEN; el nombre CHILE-NACHRICHTEN se mantuvo once años más como subtítulo y aparecía con un dejo de vergüenza en el Impressum, la declaración legal de autoría y propiedad. Las CHILE-NACHRICHTEN se volvieron parte de la historia. Ahora la redacción está conformada por jóvenes que no habían nacido cuando ya se había sepultado el nombre CHILE-NACHRICHTEN. Eso es digno de celebración.

EINE RUNDE INTERNATIONALISTISCHE SACHE

In diesen Tagen werden viele Freund*innen und compañer@s Urs feiern und an sein spannendes bisheriges Leben erinnern. Von seiner Kindheit und frühen Jugend in Marienburg und von den Wandervögeln wird da die Rede sein. Sicherlich auch von seiner Flucht nach Kriegsende an die Saale, seine Schulzeit in Kassel, seinen Studien der Politik und Physik in Marburg und dann der Soziologie, der Geschichte und Mathematik in Berlin. Und natürlich erwähnen auch alle seine Zeit im Sozialistischen Studentenbund (SDS), wo er, worauf sein Freund Klaus Meschkat wohl zurecht hinwies, eher als 58er, denn als 68er teilnahm. Aus heutiger Sicht muss sein Rausschmiss aus der SPD 1965 und seine anschließende Mitarbeit im Republikanischen Club als Glücksfall der (west-) deutschen Geschichte gedeutet werden: Er verstärkte letztlich sein vehementes und konsequentes außerparlamentarische Engagement, was schließlich auch dazu führte, dass er an der Gründung der Alternativen Liste in Berlin mitwirkte. Mächtig mischte sich Urs später auch in die Ausrichtung der Grünen und der Heinrich Böll Stiftung ein. Als Privatdozent für Soziologie an der FU-Berlin hat er nicht nur die Gründung und Profilierung des Lateinamerika Instituts (LAI) vorangetrieben – und damit wichtige Grundsteine für die deutsche Lateinamerikaforschung gelegt-, sondern Hochschulpolitik insgesamt geprägt. Dies alles, wie auch sonst, immer gegen den Mainstream. Das etablierte westdeutsche Universitätswesen fuhr dann auch eine der schärfsten Attacken gegen ihn, indem es Urs eine Soziologieprofessur verweigerte. Doch auch da hat er dem System angemessen und in historischer Dimension geantwortet: Nach seiner Emeritierung an der FU-Berlin folgte er einem Ruf an das Lateinamerika Institut der Universität Warschau und wurde schließlich in seinem Geburtsland zum „ordentlichen Professor der Soziologie“ ernannt.

Bei LN von Anfang an dabei: Urs Müller-Plantenberg (Foto: privat)

Gemeinsam mit seiner Lebensgefährtin, compañera und Ehefrau Clarita hat Urs aber über viele Jahrzehnte wohl vor allem an einem großen Vorhaben gearbeitet: der radikalen Demokratisierung der Gesellschaft, um autoritäre Herrschaft und Herrschaftsverhältnisse zu verhindern und zu verändern. Aus der antifaschistischen Tradition kommend, sind ihre Lebensenergien darauf gerichtet, den Kapitalismus und das Patriarchat zu bekämpfen und diesem ein emanzipatorisches und ökologisches Gesellschaftsprojekt entgegenzusetzen. Dass dies nur mit einer internationalistischen Perspektive und solidarischem Handeln geschehen kann, haben die beiden seit ihrer gemeinsamen Zeit in Chile in den frühen 1970er Jahren  nicht nur kontinuierlich gesagt, geschrieben und gelehrt,  sondern auch gelebt. Urs zeigte schon in den 1960er Jahren, dass ein linker deutscher Mann auch im Alltag Theorie und Praxis zusammenbringen kann. Viele haben ihn damals als Windeln wechselnden, kochenden und abwaschenden Vater zweier wunderbarer Kinder erlebt, der dennoch an der Uni arbeitete und anschließend auf jeder relevanten Demo oder politischen Veranstaltung der Linken im damaligen Westberlin zu sehen war. Zu einem Zeitpunkt also, wo die Kitas noch in den Kinderschuhen steckten. Urs – natürlich durch die vielen politisch aktiven Frauen geprägt, die sein Leben begleiteten-, stritt schon für Geschlechterdemokratie, als die Tomaten gerademal anfingen zu fliegen. Bei den Feten im Lateinamerika Institut in den „wilden 80ern“ war er mit dem Besen noch bei Sonnenaufgang beim Saubermachen zu sehen. Sein Weinglas freilich ganz in der Nähe. Sein Talent zum leckeren Kochen, ähnlich wie seine Gitarren-, Gesangs- und Tangotanzkünste, sind legendär. Nicht unbedingt nur wegen der Qualität, sondern auch auf Grund Urs´ Fähigkeit die Dinge so in Szene zu setzen, dass sie nie produziert wirken, sondern einfach seinem Spaß am Leben und an dem menschlichen Miteinander Ausdruck verleihen.

Auch wenn, oder vielleicht sogar weil, in einer der wohl spannendsten und interessantesten politischen deutschen Nachkriegsbiographien ein Abgeordnetenhaus- oder Bundestagsmandat fehlen: Wohl nur wenige haben über so viele Jahrzehnte so ausdauernd und beharrlich an der Schaffung und Gestaltung von kritischer Wissenschaft, politischer Gegenmacht und demokratischer Kultur in Deutschland mitgewirkt wie er. Seine zwischen Realo-Konstruktion und Fundi-Prinzipientreue oszillierende, aber stets „vorwärts“ laufende politische Biografie ist und bleibt authentisch, weil sie immer von Solidarität, der Lebenslust nach dem Weitermachen und einer großen menschlichen Offenheit geprägt war. Autoritarismus, Obrigkeitshörigkeit, Machismo, Sektierertum, Karrierismus und Selbstsucht sind Urs ein Gräuel. Mehr noch,  er hat diese Eigenschaften nicht nur immer und überall (und viel früher als die meisten) entlarvt und bekämpft: Er hat darüber hinaus gezeigt, das ein deutscher linker Mann anders leben und wirken kann.

Selbst seine dennoch gelegentlich auftauchenden Wutausbrüche manifestieren ihr destruktives Potenzial nur an der bedrohlichen Errötung seines Gesichtes. Als Beweis für seinen „revolutionären Pazifismus“ mag herangeführt werden, dass es Urs in seinem bewegten und viele Menschen bewegenden Leben nicht geschafft hat auch nur einen einzigen Feind oder eine einzige Feindin zu kreieren.

Solidarität, Lebenslust und eine große menschliche Offenheit prägen Urs und seine Biografie.


Generationen von Studierenden und Doktorant*innen, insbesondere diejenigen, die mit ihm studentische Exkursionen etwa 1986 nach Uruguay oder wenige Jahre später nach Chile erleben durften, erfuhren, dass es möglich ist, Wissen an junge Menschen weiterzugeben, ohne Druck zu machen. Urs‘ Kompetenz als Dozent speist sich nicht nur aus seinem unglaublich detaillierten historischen, soziologischen und politischen Wissen, sondern ebenso aus seiner ureigensten Art, es zu vermitteln. Er hat im Laufe der Jahrzehnte seine eigene Messlatte für Erfolg und Misserfolg von Lehr- und Lernprozesse entwickelt und verfeinert. Ein Paulo Freire, aber auch ein Umberto Eco, tauchen dabei höchstens im Hintergrund auf, wären aber sicherlich begeistert. Auch wenn viele von uns zusammenzuckten, als Urs regelmäßig seine Warnung in den Erstsemesterveranstaltung durch den Versammlungsraum hallen lies: ,Studiert bloß nicht so eine brotlose Kunst wie Soziologie oder etwa sogar Lateinamerikanistik!“. Die, die wir uns nicht abschrecken ließen, wurden in den Folgejahren mit spannenden Seminaren belohnt. “Neoliberalismus und Sozialismusdebatte in Lateinamerika“, das Urs gemeinsam mit Franz Hinkelammert gab, war eines davon. Wer sprach schon 1985 vom Neoliberalismus und lies uns Popper, Hayek und Friedman lesen, wenn nicht Urs.

Er hat schon „nachhaltige“ Strukturen geschaffen, als das Wort im deutschen Sprachgebrauch noch gar nicht existierte und es eine dementsprechend ausgerichtete Politik und Praxis noch nicht gab. Die LN sind eines der besten Beispiele hierfür. Im Juni 1973, also kurz vor  dem Putsch gegen Salvador Allende in Chile, erschien die Nummer 1 der Chile­-Nachrichten, sieben Seiten „dick“, mit einer Auflage von 200 Exemplaren. Die erste deutsche Solidaritätszeitschrift mit Lateinamerika war geboren. Angesichts von Diktatur und Exil steigerte sie sukzessive ihre Qualität und Auflage, um einem wachsendem Publikum kritische und alternative Informationen zu liefern.  Der Terror des „Plan Condor“ führte vier Jahre später zu ihrer Umbenennung in Lateinamerika Nachrichten. Urs erkannte die Notwendigkeit, regionaler zu denken und zu berichten, um den politischen Entwicklungen im Subkontinent gerecht zu werden. Schon bald pushte Urs die Idee, einen Verein zu gründen, der auch ein Archiv haben sollte. Mitte 1974 wurde also das Forschungs­ und Dokumentationszentrum Chile Lateinamerika (FDCL) gegründet. Vier Jahre später, den deutschen Herbst vor Augen und in der Wohnung, erfolgte der Einzug in den Kreuzberger Mehringhof, wo FDCL und LN bis heute ihre Bleibe gefunden haben. Die Gründung des Lateinamerika Jahrbuches und auch Urs Mitarbeit in der PROKLA erweiterten und diversifizierten seinen wissenschaftlichen und publizistischen Wirkungsrahmen. Auch in diesen Redaktionen führte er viele kritisch denkende Menschen zusammen.  Dass die genannten Projekte bis heute existieren, hat auch viel damit zu tun, dass es Urs immer gelang „loslassen zu können “. Rotation, Erneuerung und vor allem jungen Leuten Raum geben und sich Raum von ihnen nehmen zu lassen, waren für ihn Programm. „Machen“ und „nicht-machen“ sind die zwei Seiten der selben Medaille für Urs, nachzulesen in einem seiner wohl schönsten Aufsätze mit dem Titel „Zur politischen Ökonomie und politischen Soziologie des Lassens“.

Seitdem sind hunderte vorwiegend junge Menschen seiner Idee einer kritisch-solidarischen Auseinandersetzung in und mit Lateinamerika und in der Welt auf den oben genannten Pfaden nachgegangen. Alleine bei den LN schnaufen Woche für Woche am Donnerstag zahlreiche ehrenamtliche Mitarbeiter*innen die fünf Stockwerke im Mehringhof hinauf. So wie einst Urs.

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